S. McCoy - 14/01/2009
Henry Blodget resurge de sus cenizas. Para muchos de ustedes este nombre no supondrá absolutamente nada. Sin embargo se trató de uno de los personajes clave en la construcción primero y la explosión después de la burbuja que las acciones ligadas al negocio de internet, aún de la forma más periférica, vivieron a finales de 2000. Al inicio como analista en Oppenheimer y luego como inversor por cuenta ajena en Merrill Lynch. Investigado por conflicto de intereses por el fiscal Eliot Spitzer y apartado, previo acuerdo extrajudicial, de la profesión, ha reaparecido de la mano de un proyecto de mercados en Internet que tiene, en mi modesta opinión, muy buena pinta:www.clusterstock.com. No lo pierdan de vista. En él encuentro, por primera vez, lo que parece un imposible: el 100% de acierto en sus predicciones sobre el curso 2008 de uno de los intérpretes de los mercados financieros más veteranos y reputados de los Estados Unidos: Gary Shilling. Trece de trece, sin ir más lejos, que no está nada pero que nada mal. Alguno podrá decir, viendo la lista, que le bastaba con haber dicho “aversión al riesgo”, sin necesidad de concretar más allá su pensamiento. Estoy de acuerdo. Pero, sea como sea, el tiempo le ha dado la razón. De ahí que se justifique, al menos desde mi modesto punto de vista, que este Valor Añadido se haga eco de sus augurios para 2009, que me dispongo a compartir con todos ustedes.
La lista ha sido analizada por Paul B. Farrell en Market Watch en la línea que vienen presidiendo sus últimos artículos: si el fin del mundo no está cerca, no será porque no nos esforzamos en ello. Qué barbaridad. Da miedo casi salir a la calle. Roberto Centeno parece a su lado una Hermanita de la Caridad. En cualquier caso la pieza, muy leída ayer, como casi siempre, recoge la esencia del pensamiento de Shilling, idea con la que estoy básicamente de acuerdo: no puede ser que la mayor crisis financiera y económica desde los años 30 se resuelva en dos telediarios; 2009 será malo para los mercados. ¿En qué medida? Mi tesis, discutible como siempre, es que veremos un primer trimestre complicado, toda vez que no tendremos buenas noticias ni desde el punto de vista inmobiliario, ni en relación con el desapalancamiento financiero, con nuevos damnificados de renombre, ni por lo que respecta a las perspectivas económicas o empresariales, con muchas firmas aprovechando el río revuelto para sacar morralla de sus balances ante la ausencia de discriminación inversora. Prueba de ello es que el diferencial entre beneficio operativo y neto antes de impuestos estimado de las firmas cotizadas está en máximos históricos (por encima del 40%). Y dada la inclinación de los analistas a proyectar a perpetuidad las noticias del presente, haciendo en muchos caso tendencia de la excepción, no me extrañaría que las valoraciones relativas se encarecieran por efecto de revisión a la baja de la E del beneficio del PER. Salvo, claro está, mal rollo, que también caiga la P de precio.
A partir de ahí la llegada de Obama y el impacto de las primeras medidas macro de relevancia sobre la economía real, provocarán un anticipo de expectativas que probablemente permitirán una corrección al alza notable de los mercados de valores, toda vez que importará menos el dato presente y más la potencial recuperación futura, al menos en términos macroeconómicos. Desde ese punto de vista, no tendrán tanta relevancia los malos resultados de las compañías del primer trimestre del ejercicio. Será hora de mirar al futuro. Un movimiento alcista en bolsa y bajista en bono que se debería prolongar hasta, digamos, hasta antes del verano. ¿Y entonces? Sinceramente creo que hacer cualquier pronóstico es como lanzar una moneda al aire porque sabemos que los distintos gobiernos van a echar toda la leña posible en la caldera de la actividad económica; pero no tenemos ni idea de en qué condiciones reales de oxidación y capacidad de combustión se encuentra. Mi impresión particular es que va a haber una dosis de realidad brutal para los optimistas. La constatación de que la espiral negativa en la que han entrado muchos países, con su consecuente impacto sobre los beneficios societarios, no tiene visos de calmarse, y la falta de normalización en los causantes primigenios de la crisis, ladrillo y crédito, que impactarán de forma agresiva en la actitud del consumidor, provocarán una nueva y acelerada aversión al riesgo que llevará a los mercados a repetir el patrón de comportamiento de la segunda mitad de 2008 con menos volatilidad y correcciones finales inferiores al 10%. Me encantará conocer su opinión, en cualquier caso. Igual que estoy bastante convencido de lo que puede acontecer en los próximos seis meses, reconozco, sobre una visión estructuralmente negativa, que no tengo la misma certeza acerca de lo que puede pasar a partir de julio.
Y una vez que he hablado suficientemente de mi libro, vayamos con las previsiones de Shilling para 2009. Repite diez de ellas, recuerden “aversión al riesgo”, e introduce dos nuevas. Aquí las tienen (la ordenación es propia):
1. Si planea vender una vivienda, hágalo ayer mejor que hoy.
2. Vender acciones y bonos de compañías inmobiliarias.
3. Vender acciones que tengan que relación con la actividad residencial.
4. Vender inmobiliario comercial (locales y centros comerciales).
5. Vender acciones relacionadas con los consumos discrecionales, no básicos.
6. Vender acciones de las compañías ligadas al crédito al consumo.
7. Vender algunas materias primas.
8. Vender acciones de mercados emergentes.
9. Vender deuda emergente.
10. Comprar dólar.
11. Vender acciones del S&P (se irá a 600, otro 30% de caída).
12. Compren con mucha cautela, bonos corporativos de buena calidad.
Suprime la compra de bonos del Tesoro (recuerden mi artículo del sábado) y la enajenación de renta fija de mala calidad o de hipotecas subprime, y matiza la reducción de posiciones de commodities. Introduce la adquisición selectiva de bonos corporativos con buena calificación crediticia, incluida alguna deuda municipal, y la venta de valores financieros ligados al crédito al consumo (lo siento Santander). Quizá el elemento más discutido sea el del dólar, cuyo carácter fiduciario, basado en la confianza, es puesto por muchos en tela de juicio ante el incremento brutal de una oferta monetaria en los Estados Unidos que puede afectar a dos de sus funciones básicas: medio de cambio y depósito de valor. Desde su punto de vista los ciclos en moneda duran de 5 a 7 años y el actual no habría hecho más que comenzar, toda vez que, en el ciego mercado de las divisas, el tuerto billete verde y su carácter refugio, será el rey. Un elemento, éste del dólar, que va a ser clave en la evolución del mercado en 2009, como símbolo de la mayor o menor confianza de los inversores, otros factores aparte, de la primera todavía economía del mundo.
¿Acertará Shilling? Bueno, una de las veinte sorpresas para 2009 de Doug Kass con las que inauguramos el año era precisamente la posibilidad de error en las estimaciones de aquellos que, habiendo anticipado oportunamente la dimensión de la crisis y sus consecuencias para el conjunto del sistema, no serán capaces de identificar su punto de inflexión de forma oportuna. Por si acaso, el propio Farrell contrapone las predicciones del agorero Shilling con el optimismo de otros inversores que pregonan un más 30% bursátil para el año que comienza. Servidor, por su parte, ya ha hecho su predicción. Otra vez un artículo demasiado largo…