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Pongamos fin, de una vez, al disparate autonómico

Nota de VRedondof :

el pdf lo he subido a Scribd , y lo pongo abajo , por siacaso deja de estar en la web oficial. 

Pongamos fin, de una vez, al disparate autonómico

@S. McCoy - 12/01/2009

Les invito a que echen un vistazo a este documento que les adjunto. Está en castellano y son apenas 17 páginas de Power Point de letra grande y texto inteligible. Que no les dé pereza, que estamos a lunes. Se trata de un documento extraído de la web del Ministerio de Economía y Hacienda en el que se explican las bondades que se derivan para nuestra nación de la trasposición al ordenamiento jurídico patrio de la Directiva Europea sobre Servicios, norma que fundamentalmente persigue una mayor liberalización sectorial con todo lo que implica en términos de potencial aumento de la competencia y mejora de la competitividad. De hecho, la página tres del informe es un ejercicio de examen de conciencia de los que pocas veces veremos en boca de la Administración Pública. No se la pierdan.

La  importancia de la ley es esencial ya que, como se encargan de recordarnos las cifras oficiales, el llamado sector terciario aporta dos terceras partes de nuestro PIB y genera un porcentaje similar del empleo. Bueno, de lo que queda de él. Y lo cierto es que en su Exposición de Motivos la norma promete, toda vez que apuesta por la libertad de establecimiento y la simplificación administrativa a la vez que refuerza los mecanismos de protección a los consumidores. Su conveniencia, por tanto, y al contrario con lo que ocurre con otros muchos Proyectos de Ley, tiene amplia justificación ex ante pues entra de lleno en uno de los problemas estructurales de la economía española y propone medidas estables para su solución. Siendo así, cuanto antes entre en vigor, la fecha límite es finales de este ejercicio, mejor. ¿Estamos de acuerdo, no?

Pues bien: en estas estábamos cuando llegó el cáncer autonómico convirtiendo en arena del desierto el espejismo de oasis de sensatez que ante nosotros se presentaba. Porque miren ustedes, ¿saben la cantidad de disposiciones que van a tener que ser modificadas para que el nuevo ordenamiento entre en vigor? Frente a las 4.500 que estimaba Solbes en marzo, este hombre es un hacha, que ya estaban bien, ni más ni menos que 7.000 de las que ochenta son leyes estatales, 370 Reales Decretos y, el resto, normativa autonómica. Nada más y nada menos que 6.550 instrucciones a cambiar en el ámbito regional. Una propuesta que requeriría de una tramitación urgente, al tener impacto inmediato positivo sobre nuestra deprimida situación macro y micro económica, se topa con el absurdo de un modelo nacional que prima a la región frente al territorio y que se ha convertido en uno de los hándicaps principales para que nuestro país recupere la senda de la prosperidad. Y que retrasa los plazos.

A nadie se le escapa, a estas alturas de la globalización, el absurdo que supone la fragmentación de ese mercado interior español que, por otra parte, tantos siglos se tardó en completar. Mientras España se regocijaba en la ilusión de su propia riqueza, en lo que en los libros de Historia se terminará conociendo como la década pérdida, tiempo al tiempo, se iban sentando las bases para uno de los mayores errores, si no el mayor, de la Transición hacia la democracia de nuestro país. Una equivocación comúnmente aceptada y sobre la que poco se reflexiona. Hasta ese punto de anestesia ha llegado la conciencia colectiva. Vivimos el mundo al revés y nos quedamos tan panchos. Hasta hoy. Sirva como muestra un botón. El más paradójico de todos ellos. En un momento en el que lo que reclama a gritos nuestra patria es la unificación de esfuerzos para tratar de salir cuanto antes del agujero en el que, por méritos propios y ajenos, nos hemos metido, lo que marca la agenda del presidente del gobierno, esclavo de esas servidumbres electorales y absurdas promesas que contribuyeron a su victoria en los feudos más nacionalistas, es la financiación autonómica. Pensar que va a ser la cesión adicional de recursos a las comunidades lo que nos va a ayudar en el futuro es de una inmadurez intelectual apabullante. Y de una inconveniencia temporal manifiesta.

Y en esas estamos: en el juicio de si éste gobernante se lleva más o aquél otro sale perjudicado. De verdad, qué pobreza de miras. Hay que entrar, oportunidad perdida de una oposición que ha adoptado como norma de actuación esa tibieza que a la divinidad le genera náuseas, en la cuestión de fondo: ¿tiene viabilidad el modelo? Puede que la respuesta no sea tan evidente. De hecho creo que, si nos salimos de los que viven a costa de las nuevas instituciones regionales y sus prebendas, para muchos de ustedes, cuya opinión espero como nieve de enero, sí que hay una contestación inequívoca, y no precisamente afirmativa. Como dicen en la tele, abrimos las líneas de nuestro concurrido foro.

Toda crisis supone, como hemos dicho hasta la saciedad, una oportunidad. A lo mejor hay que plantarse y empezar a decir que no. No sólo está en juego el capital productivo de un país que, paradójicamente, mira unitariamente hacia afuera y de forma segmentada dentro de sus fronteras. Poco importa fuera de las fronteras el riesgo local mientras crezca bajo el paraguas del Estado. Ni siquiera serviría el argumento de la austeridad como valor en boga, lo que implica invertir eficientemente los recursos escasos y fomentar la aparición de economías de escala. Se trata de cuidar aquellos valores indelegables que hacen que una nación ocupe un lugar preeminente en el mapa mundial: la educación, el conocimiento y su aplicación práctica, temas todos ellos que descuidadamente hemos dejado en manos de los gestores regionales. La vuelta atrás siempre es dolorosa. Y requiere valentía política, ésa de la que España carece. Pero hay que luchar por ello. El silencio de los corderos tiene final de matadero. Buena semana a todos.


Anteproyecto LAEAS