@S. McCoy - 26/02/2009
Ha sido, a mi juicio, una noticia trascendental en el curso de la crisis actual. Una novedad que ha reducido parcialmente mi escepticismo hacia la capacidad de Obama de sacar a Estados Unidos del agujero en el que encuentra. Una muestra de perspectiva histórica, de compromiso presente y de apuesta por el futuro. El recién designado Presidente ha asumido el compromiso público de reducir el déficit presupuestario norteamericano a la mitad en 2013, uno de los objetivos seculares de su predecesor en el cargo, George Bush. Está por ver si lo consigue, pero al menos sabemos que limita temporalmente, tal y como sugería el propio Keynes, el mayor papel del Estado en la economía y reconoce que el esfuerzo gubernamental de hoy no puede ser una hipoteca para el mañana de su nación lo que hace a través de una argumentación, de nuevo, de marcado tono sentimentaloide. A ver si algunos van tomando nota, que falta les hace empeñados como están en cómo tergiversar la realidad para que no les afecte en la siguiente elección.
El Plan, uno más, es incluso más ambicioso de lo que aparenta a primera vista toda vez que pretende recortar el desequilibrio fiscal, del 9,2% sobre el Producto Interior Bruto en que se encuentra en la actualidad, a niveles próximos al 3%. Si tenemos en cuenta que la corrección por el lado del denominador, crecimiento de la economía, parece complicada al menos a día de hoy, todo queda en manos del trabajo que su Administración pueda realizar sobre el numerador del cociente, unas cuentas públicas sobre las que ahora llueve un aluvión de iniciativas extraordinarias que no hacen sino desestabilizarlas aún más.
Contenido del Plan.
En cualquier caso, el Plan se articula en torno a seis ejes: amplitud, entendida como una drástica limitación a las partidas extrapresupuestarias con objeto de evitar las fuertes desviaciones que hasta ahora se producían sobre lo programado (lo que implica meter contingencias para desastres naturales y similares); inflexibilidad, que supone aplicar el modelo pay as you go que significa que para poder acometer un gasto no previsto, tendrá que ser consecuencia de un ingreso inesperado o de poder reducir una inversión contemplada en la misma cuantía; recorte drástico de determinadas partidas, especialmente de las vinculadas a la Guerra de Iraq y a distintos proyectos armamentísticos y de defensa; eficacia en la utilización de los recursos con un particular foco en el gasto sanitario que supone cerca del 40% del presupuesto federal; búsqueda de nuevas fuentes de ingresos, como la venta de los derechos de CO2 a partir de 2012 y, por último, incremento de los impuestos tanto sobre las rentas altas (aquellos ciudadanos que ganan más de 250.000 dólares cuyo marginal pasará del 35% al 39,6%) como sobre las ganancias de capital, que dejarán de tributar al 15% para pasar a hacerlo al 20%.
Obviamente la medida más controvertida ha sido precisamente esta última que ha encontrado un amplio rechazo en la bancada republicana, oposición que los demócratas se han apresurado a contrarrestar señalando que cerca de un tercio de su Plan de Estímulo descansa bajo el epígrafe de recortes de impuestos, a la vez que recuerdan que eso fue exactamente lo mismo que hizo Clinton al inicio de su mandato y no sólo fue capaz de cuadrar las cuentas públicas sino que trajo unos años de enorme prosperidad para la nación. Un debate que se agota en sí mismo: una expansión del gasto público como la que estamos viviendo se corrige, ceteris paribus, esto es: sin una recuperación rápida de la economía que actúe sobre los ingresos fiscales, bien financieramente a través de la inflación (consecuencia del aumento paralelo de la oferta monetaria) que minora en términos reales la deuda de la Administración, bien directamente mediante subidas de impuestos o contracción de la actividad pública. Antes o después los impuestos tienen que subir. Se trata por tanto más de una cuestión de análisis técnico, timing o momentum, si me permiten la analogía, que de fundamental. Servidor cree que no es el momento procesal oportuno pero es sólo una opinión.
¿La puntilla a la inversión alternativa?
Todo este circunloquio para llegar donde quería. Dentro de las propuestas de la Administración Obama para incrementar la recaudación impositiva se encuentra la resolución a una cuestión que estaba planteada encima de la mesa desde hace al menos un par de años: los gestores de hedge funds y de prívate equity tendrán que tributar por sus ingresos diferidos, aquellos derivados del llamado carried interest o resultado acumulado de sus operaciones y/o gestión, no al tipo fijo de las ganancias de capital como venían haciendo hasta ahora, sino al marginal que les resulte de aplicación y que normalmente será el más alto de la tabla. Es decir: casi al doble. Sin que exista un reducción por renta irregular, tal y como ocurre en nuestro país. A capón. Esta medida, que en su día se discutiera para frenar lo que entonces parecía, porque el sistema lo consentía y ellos se aprovechaban, una remuneración aberrantemente elevada, y que efectivamente se encuentra detrás de gran parte de las desgracias que se han materializado después cuando la burbuja ha hecho pop, es en mi modesta opinión, en el momento actual, terriblemente inoportuna. Un pero sustancial para una propuesta global muy positiva.
Y es que, más allá de que tenga o no incidencia sobre el bolsillo de unos señores que han visto como gran parte de sus plusvalías latentes se han ido por la alcantarilla del proceso de comprensión de la banca en la sombra que se había creado en los últimos años de la burbuja, lo que obviamente incide negativamente en el carácter recaudatorio de la iniciativa, lo cierto es que tal idea puede suponer la puntilla para unas industrias que, aun encontrándose en proceso de reconversión, son intrínsecamente buenas para el sistema desde mi modesto punto de vista. Mientras los hedges funds lo sean de verdad, su búsqueda desesperada por hacerse con el alphadel mercado les convierte en extraordinarios actores que proporcionan liquidez tanto a los mercados primarios y secundarios como a los instrumentos derivados regulados que nacen de los activos tradicionales. Puede que el estigma que ahora pesa sobre ellos y sus posiciones cortas (que durante muchos ejercicios, la memoria es frágil, sólo habían dado pérdidas) haya que trasladarlo a las entidades que financian tales apuestas, que está visto que en banca perro come carne de perro toda la que puede y más.
En el caso del capital riesgo ocurre cuarto y mitad de lo mismo: cuando las transacciones tienen una finalidad operativa y no meramente financiera, contribuyen a crear valor real y a dar contrapartida a activos por naturaleza ilíquidos en la mayoría de las ocasiones. Obviamente el ajuste del crédito disparatado de los últimos años va a provocar un back to basics en ambas categorías del que todos vamos a salir beneficiados. Y que, por cierto, es absolutamente necesario para acabar, por una parte, con el intrusismo profesional y, por otra, para adecuar su dimensión al papel que están llamados a jugar en el escenario económico financiero mundial. Sobre este punto de partida, lo último que necesita la inversión alternativa, tomada en su conjunto, es que se ahuyente al poco talento que dentro de ella pueda quedar con medidas de este tipo. Que ya habrá tiempo de ello cuando se reconstruya, ¿no creen? Pero claro, para gustos, los colores. El mío ya lo saben.
Ya es jueves.
Alimento para el alma. Siguiendo las recomendaciones de los foreros en el último post de libros, quince días dedicados a los clásicos. Disfruto con mis hijos de Lazarillo de Tormes que ya ha dejado de ser Anónimo, según leo en las nuevas ediciones. Qué pena. Un ejercicio de lectura compartida que les recomiendo encarecidamente que hagan. Si Einstein decía que las crisis alientan el genio creativo es por que se inspiró en este delicioso libro. O no. A partir de ahí teatro a tutti plen. Fuenteovejuna de Lope de Vega de extraordinaria actualidad ante la posibilidad de revueltas sociales en las economías occidentales, si bien en este caso vendrían dadas más por falta de acción de los gobernantes que por exceso en sus acciones. Habría que ver si la reacción final de la máxima autoridad sería la misma. Lo dudo, lo dudo, lo dudo... Aterrizo después en Los Intereses Creados de Jacinto Benavente, obrita entretenida también de aire picaresco donde prima el triunfo del amor sobre todo lo demás. Que halles un amor tan puro... Por último, dos viajes por El Público de García Lorca para quedarme como estaba en un principio. Y eso que me zampo la introducción de la edición de Cátedra que es como para darle de comer aparte y donde afirman que el libreto está probablemente incompleto al haberse perdido uno de los Cuadros. Acabáramos. Vuelvo, si me dejan, a partir de ahora a la modernidad. Como el que tienes en mi...
Alimento para el Cuerpo. Pedazo de semana de gorra de la que destaco un restaurante sobre los demás. Un buen amigo (la calidad de la amistad no la determina la frecuencia del trato sino la comunión de las almas) me invita a La Buena Vida en Conde de Xiquena esquina con Piamonte (Chueca-Madrid). Experiencia culinaria muy interesante de la mano de Elisa, la jefa de sala, y Carlos, el cocinero. Detalles muy cuidados, servicio más que razonable y comida en la parte alta del rango. Acompañado de un delicioso Habla 4, vino de Trujillo realmente sorprendente por su calidad, que se paga, disfrutamos, tras un aperitivo curioso de tartar de salmón con aguacate y mango, de unos entrantes extraordinarios: crema de patata con huevo de pollita y trufa negra (la pollita es gallina de primera puesta que hasta entonces sólo ha estado alimentada con trigo); angulas de montaña salteadas con ajo, aceite y guindilla y trompetas de la muerte con sal gorda que mantienen todo su sabor. De plato principal, tomo los 3 atunes que, por lo visto, son un clásico del local: peor el sashimi (¿el corte?), muy rico el tartar y absolutamente delicioso en taco con aderezo de sésamo. Terminamos con una tarta de queso como remate final. No es barato, pero el viaje culinario merece la pena. Por otra parte vuelvo a laManduca de Azagra de la mano de unos amigos mejicanos. Notablemente mejor que la vez anterior especialmente en lo que a las verduras se refiere: servidor toma de plato principal un cardo con alcachofas absolutamente delicioso que complementa a unos pimientos de cristal superiores y a unas anchoas limpias como hacía tiempo que no había visto. Como rectificar es de sabios, pues eso. Mejorando que es gerundio. Guardo una bala en la recámara para la semana que viene. No se impacienten. Agur.