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La bomba de las pensiones, a punto de estallar

@S. McCoy - 05/03/2009

Fue uno de los temas estrella durante la caída bursátil que siguió al estallido de la burbuja tecnológica, años2000 a 2003. Copaba las portadas de los periódicos especializados. Se trataba de uno de los principales obstáculos para saber el verdadero valor de las firmas cotizadas y, por ende, para determinar si estaban caras o baratas. Era un problema común tanto a organismos públicos como a empresas no financieras y compañías aseguradoras. La brusca caída en el valor de sus carteras había provocado un importante déficit potencial en los compromisos de pago futuro de estas instituciones, revistieran estos la forma de planes garantizados de pensiones o de cálculos actuariales. Un día sí y otro también nos desayunábamos con una mala nueva sobre esta cuestión. Ya no. Lo que antes era primera plana, hoy pasa prácticamente desapercibido ante la vorágine de malas noticias que llevamos acumulada. Sin embargo, la situación no es muy distinta en la actualidad. Y sus efectos sobre las entidades afectadas tampoco.

 

La pista me la da un diario local estadounidense, el Chicago Business News, del que tomo el titular para este post. De forma muy gráfica explica cómo las compañías de su zona de influencia están viendo comprometidos sus recursos propios debido al rápido deterioro que se está produciendo en los activos que sirven para cubrir sus contingencias de corto y medio plazo por esta materia. Y pone el ejemplo de Boeing: superávit en 2007 de 4.700 millones de dólares; déficit en 2008 de 8.400; necesidad de cuadriplicar sus aportaciones anuales al fondo de pensiones hasta 2011 si la cosa no mejora; capital tiritando en un momento en que los flujos de caja son de todo menos seguros, la voluntad del mercado de acudir en tu ayuda mínima y la disponibilidad de crédito prácticamente nula y, de producirse, sustancialmente más cara por esa menor solvencia; efecto perverso sobre las nuevas inversiones y la capacidad de mantener empleo. Casi nada, monada.

 

No es de extrañar cuando, tal y como recuerda esa misma pieza, el año pasado el valor medio de las carteras de los 100 principales planes de pensiones corporativos en Estados Unidos se redujo un 21% mientras que sus compromisos de pago crecieron un 1,2%. Firmas como Caterpillar o Ford han vivido en sus activos movimientos de similar calado al de Boeing que, en el caso del fabricante de automóviles, puede ser la puntilla final que le lleve a la quiebra. Tal y como recoge esta noticia de Bloomberg, se trata de un mal generalizado. Las 1.500 mayores compañías norteamericanas acumulaban a cierre de 2008 un déficit de 409.000 millones de dólares frente al superávit de 60.000 de un año antes, lo que provocará que este año se produzcan contribuciones por un total de 109.000 millones. No hay que ser muy listo para adivinar que el comportamiento de los mercados financieros en lo que va de 2009 no contribuye de momento, ni mucho menos, a mejorar la situación. Una de las claves, sin duda, del recorte masivo de dividendos que se está viviendo en el mundo empresarial anglosajón y de las dudas sobre la supervivencia de algunos de sus miembros.

 

Las cifras pueden estar, de hecho, distorsionadas a la baja como consecuencia de dos factores, parcialmente explicados en este post del FT Alphaville. Por el lado de las contingencias, por el uso de la rentabilidad de los bonos corporativos AA como tasa de descuento para el cálculo del valor actual de los compromisos futuros, al considerarse que es un reflejo del riesgo medio de una cartera tipo. Si tomamos el ejemplo británico, el retorno agregado ha pasado del 5,75% al 6,7% en 2008, lo que provoca que a mayor denominador, menor resultado del cociente, esto es: teóricamente debo menos dinero hoy, aunque mis desembolsos futuros tengan que ser los mismos. Sin embargo, en un entorno de incertidumbre gran parte de las carteras se posicionan en activos seguros, como la deuda soberana. Si adoptáramos como referencia para la actualización el rendimiento de los bonos a diez años del Reino Unido, que ha ido cayendo a lo largo del ejercicio, el agujero sería sustancialmente superior. Un efecto éste de la apreciación de la renta fija pública a lo largo del año pasado que, sin embargo, sí ha tenido su reflejo positivo por el lado del valor de las carteras, que han recogido unas subidas de precio, mermas en rentabilidad, que de no sostenerse, como parece que no se sostienen, pueden plantear un problema adicional en 2009.

 

En cualquier caso, y con esto acabo, no se trata de un problema que se circunscriba exclusivamente al sector privado de la economía. El agujero entre lo que deben las entidades públicas norteamericanas, incluido el gigante CALPERS, a sus funcionarios y/o empleados por planes de pensiones y lo que tienen supera el billón de dólares, el equivalente a un déficit de financiación del 30% del total. Y el problema es que para corregir dicho desequilibrio han recurrido en ocasiones a los llamados pension bonds que, en el mejor de los casos, pagan intereses sustancialmente superiores a las rentabilidades que se obtienen de sus fondos, agrandando por tanto el agujero, y, en el peor de los supuestos, no dejan de ser parte de un fraude piramidal que permite hacer frente a los pagos inmediatos que se tienen que realizar con las nuevas entradas de dinero de unos inversores que cuentan con la garantía administrativa de reembolso. Eso sí, con todos los actores intervinientes haciendo trampas consentidas en el solitario para maquillar la situación. Hasta que ya no quede cosmética suficiente para ocultar el problema, claro está. El momento se acerca. "Y entonces Herrera, ¿quién salvará la situación?",pregunta Rodríguez-Braun. "Déjeme pensar… ¿Obama con un nuevo rescate?", responde el presentador. "Efectivamente Herrera, efectivamente…" In Obama we trust. Sábado más y mejor.

 

Ya es jueves.

 

Alimento para el alma. Libro 13 de 50 para 2009, La Nieta del Señor Linh de Philippe Claudel, el mismo autor de El Informe de Brodeck. Una fábula contemporánea de 126 páginas que me zampo del tirón. A servidor le recuerda, por la temática (almas gemelas están llamadas a encontrarse), e incluso por el desenlace, a La Elegancia del Erizo de Muriel Barbery, lectura que fuera de 2008. Un cuento que como tal hay que interpretar en sus poco consistentes relaciones y situaciones. Muy recomendable.

 

Alimento para el cuerpo. No conocía Casa Tere en Pozuelo y la experiencia responde a lo que me habían comentado sobre el lugar. Te cuentan lo que tienen, te sirven lo que quieren y te cobran a tanto alzado, muy alzado de hecho, que no está mal, pero hay que ir preparado. Recetas tradicionales de casa de comidas ilustrada con servicio razonable. Una ensaladilla algo excesiva en zanahoria pero tremendamente rica, que repetimos, y jamoncito de entradas y una especie de popietas de lenguado con ensalada de tomate de plato principal realmente rico. A servidor ni le sorprende ni le asusta. Pero volverá con más calma. Visito por primera vez el segundo Miyama de Madrid, abierto en el Paseo de la Castellana, 45. Materia prima excepcional, platos originales y un servicio exasperantemente lento. Menú de menos a más. Rica Sopa Miso de Tolú y Algas, Tartar de Atún demasiado picante, correctos Rollitos de Wagyu con verduras cuya ración es excesivamente escasa para mi gusto. Después un Sashimi variado de notable calidad, donde quizá en algunas piezas el corte estaba poco cuidado y en el que destacan la lubina, la gamba roja, el pez limón, la vieira y el erizo. Excelente el Sushi New Style, donde el pescado suple el papel tradicional del alga y que ofrece una combinación de sabores excelente. Para acabar un Maki de Atún Picante, correcto sin más. Sin vino ni postre, 30 euros por barba que para ser un japonés no está nada mal. Se sitúa en el radar screen.