De otra manera, su habitualmente brillante columna de los lunes en el diario económico que dirige, Negocio, no diría lo que dice hoy. La tesis es que hay que reanimar el mercado secundario, “porque tienen miles de millones de euros bloqueados”.
Pero hombre Manolo, déjalos bloqueados, por ejemplo por un par de siglos. No están bloqueados, están en pérdidas, pérdidas de los especuladores, personas o instituciones financieras, pero sobre todo éstas últimas. Es el mercado secundario el que ha provocado la actual crisis, y es el mercado primario el único que colabora con la economía real, con las empresas, al aportarles fondos para invertir. El mercado secundario lo único que aporta es liquidez, sólo que ha aportado demasiada, de forma exuberante, que diría don Alan. Por eso, el mercado primario, el bueno, representa en Wall Street el 0,5% del total de flujos financieros, por un 99,5% el secundario. Es decir, una burbuja especulativa permanente.
¿Así que los gobiernos deberían ayudar a los especuladores? Eso es la moraleja del ya mundialmente famoso número cómico británico: recuerde, si esto se hunde no será mi patrimonio el que sufra, sino tu fondo de pensiones.
Que no Manolo, que no: que el mercado secundario se vaya a freír espárragos, y que los gobiernos no empleen el dinero de los contribuyentes en pagarles dinero a los intermediarios y bancos que han provocado este desastre. ¡Sólo faltaba eso!
Observa, Manolo, que hasta don Josep Oliú, presidente del Banco Sabadell, currículo de economista como el que muy pocos pueden exhibir, de profesión intermediario financiero, en entrevista mantenida ayer con el diario ABC, se atreve a hablar de “especuladores”. La palabra se ha ido imponiendo hasta en las cimas bancarias, lo cual es muy de agradecer, porque los hay que llevamos insistiendo en ese concepto clave desde agosto de 2007. ¿Y tú pretendes ahora que apoyemos, ya no sólo al ahorrador, ya no sólo al inversor, sino también al especulador? ¿Quieres que le demos fondos al tipo que le prestó una hipoteca al negro de Alabama -y éste me importa menos- y que ayudemos también al especulador que paquetizó muchas ‘subprimes’ de Alabama y se lo vendió el bono con subyacente de la chabola de Alabama un fondo de inversión de Tokio? ¿A ese vamos a ayudar, ahora que la justicia social le pasa factura?
Manolo no vuelva a beber en domingo (vuelvo a rogar retiren esto de sus mentes y de sus ‘blackberry’ por las razones antedichas: Manolo sólo bebe agua, y sin gas. Hoy los únicos pecados que existen son fumar, beber o conducir a más de 70 y no pagar las multas).
Pero que sea la última vez. A los del mercado secundario, Manolo, hay que machacarlos a impuestos o, siempre que se pueda, y a veces no es sencillo, prohibir sus actividades. Hay que masacrar al secundario, y dejar que la ecuación primaria-secundaria vuelva a niveles del 50/50, reducir ese mercado a la compra-venta de acciones y castigar a aquellos que no retienen acciones en cartera ni 24 horas. ¿Titulizaciones? Totalmente prohibidas. ¿Venta a préstamo? Lo mismo. Derivados: exclusivamente para materias primas y sin posibilidad de compra.
¿Que con ello asfixio a las bolsas? Mejor que mejor. Es justamente lo que pretendo. Cuanto más oxígeno le quitas a los merados financieros, más oxígeno le proporcionas a la economía real.
Estas son las medias que los gobiernos occidentales deberían tomar y las que no están tomando.
Eulogio López