(Continuamos la serie en la que cada jueves resumimos y glosamos el estudio de FEDEA-McKinsey de Diciembre del 2010, y que comenzamos hace tres jueves. En este estudio trabajamos, por FEDEA, Michele Boldrin, Nacho Conde, Pablo Vázquez, y yo, y por McKinsey Alejandro Beltrán, Nicolás Borges, João Castello-Branco, Francisco Gracia, y Enrique García).
Los Servicios Empresariales engloban aquellos servicios orientados principalmente a servir necesidades específicas de las empresas. Según nuestras estimaciones, tienen posiblemente el mayor potencial de desarrollo de la economía española, tanto en términos de empleo como de riqueza.
El análisis de la contribución de cada uno de los sectores a la generación de valor añadido durante el período 1995-2005 (Figura 34), muestra que excluyendo el gran peso de la construcción, la mayor diferencia de comportamiento respecto a otras economías desarrolladas, se encuentra en que la contribución de los Servicios Empresariales al crecimiento en España ha sido de casi la mitad que la media europea o estadounidense.
En particular, si nos fijamos en el caso de Estados Unidos, desde 1947 el peso de los Servicios sobre el total del PIB (incluyendo los Servicios Públicos) ha aumentado en 20 puntos porcentuales hasta alcanzar el 81 % actual. A este incremento ha contribuido el incremento en el peso de los Servicios Financieros e Inmobiliarios en 9,6 puntos porcentuales y de 8,9 puntos de los Servicios Empresariales.
Plantear niveles de aspiración Europeos o de Estados Unidos destapa un potencial para la creación entre 0,7 y 1,5 millones de empleos dedicados a los Servicios Empresariales, además de un incremento en su contribución al PIB de entre 30 y 160 mil millones de euros.
Más allá de la contribución directa de empleos en el sector, un segmento de servicios profesionales mejor facilitaría el crecimiento y la internacionalización de pequeñas empresas que, en la actualidad, no tienen el capital humano disponible para acceder a los mercados internacionales y online.
Además del atractivo por su alto potencial de crecimiento, el carácter exportable de los Servicios Empresariales representa una garantía de sostenibilidad. España se encuentra en una tendencia muy positiva durante esta década: ha conseguido incrementar su cuota de mercado mundial medio punto porcentual, pasando de un 2,8 % en el 2000 a un 3,3 en el 2007. A pesar de la buena tendencia, todavía existen grandes oportunidades de crecimiento internacional en el corto plazo.
Para capturar esta gran oportunidad es clave conseguir un desarrollo adecuado del resto de sectores. La gran fragmentación del tejido empresarial español es, aquí también, una de las barreras fundamentales para el desarrollo de una demanda acorde con el tamaño de nuestra economía. Las empresas españolas, con menor tamaño que en otros países europeos, no alcanzan la masa crítica necesaria para el uso frecuente de este tipo de servicios.
Sin embargo, aquí también la Administración española debe plantearse medidas concretas para acelerar el desarrollo del sector a corto plazo
A pesar de que España ha hecho importantes avances en cuanto a la flexibilización regulatoria de los Servicios Empresariales, todavía continuamos lejos de los niveles de otras economías modernas de acuerdo con el índice utilizado por la OECD para medir la rigidez regulatoria.
Existe espacio de mejora en la normativa actual, aplicando medidas que pueden contribuir a mejorar la productividad del sector en el corto plazo, como por ejemplo: simplificar la regulación española de los Servicios Empresariales, conjuntando una más fácil entrada en estos servicios con garantías sobre la calidad del mismo; plantear un objetivo a corto/ medio plazo de reducción de barreras para las actividades comerciales, en particular para comenzar un nuevo negocio.
En definitiva, favoreciendo el desarrollo de un mercado más eficiente.