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Quince razones por las que ayer fue un día histórico y hoy el BCE bajará tipos


Quizá ayer fue el día más importante, por acumulación de noticias, que han vivido los mercados desde el inicio de la crisis hace trece meses. Que ya es decir. Luego se las enumeraré detalladamente. Una acumulación de acontecimientos que no ha provocado el fin del mundo, aunque tomados colectivamente pudiera parecerlo. Vamos, eso pienso a la hora de escribir estas líneas, bien entrada ya la noche. Espero dar un beso a mis hijos por la mañana. Las fichas del dominó caen unas detrás de otras a pasos agigantados hasta el punto de que uno se pregunta si todo esto puede estar pasando a la vez y, como después de pellizcarse ve que es así, qué puede ser noticiable al día siguiente. Estamos viviendo un momento histórico del que se escribirán un montón de páginas en los libros de Historia. Guarden la fecha de ayer en el calendario. Bueno, fijen en su mente toda la semana. Yo estuve allí, podrán decir a quienes quieran escucharles. Porque saldremos adelante, no lo duden. Está pasando lo que tenía que pasar y aunque el futuro parece hoy más incierto que nunca, está ocurriendo justo lo contrario: cada vez tenemos más certeza de cómo va a quedar el patio, de cuál es el entorno en el que vamos a desempeñar nuestra actividad... al menos hasta la siguiente crisis.

Un cúmulo de factores cuya única consecuencia inmediata puede ser que hoy el Banco Central Europeo baje tipos, de forma extraordinaria. Un gesto significativo, 50 puntos básicos, que buscará generar confianza no tanto en el sistema financiero cuanto en el conjunto de la ciudadanía toda vez que es de todos sabido que, en la situación actual, los mecanismos de transmisión de la política monetaria son completamente inexistentes. No funcionan. Tal cual. Si me equivoco, lo sabremos en breve. No digo que esté de acuerdo con la oportunidad de la medida. Digo que va a haber acción concertada y que la amenaza económica pesa hoy día más que el posible riesgo inflacionario. Europa, es una evidencia, se desacelera. Es momento de actuar de cara a la galería. ¿Lejos del papel atribuido al Banco Central Europeo? Por supuesto: el BCE no está oficialmente para estos menesteres. Pero, no se equivoquen. El riesgo de no actuar, de cara a la credibilidad de la institución a futuro si nos vamos a un entorno recesivo, es claramente superior al de hacerlo. Y aquí todo el mundo vela, antes o después, por lo suyo. Hasta Trichet.

Como hacer predicciones con los tipos de interés no es mi fuerte, les dejo por hoy con la retahila prometida. Encontrarán el desarrollo de gran parte de las informaciones en la propia Cotizalia, Bloomberg, Market Watch o Naked Capitalism, entre otras. Eso sí, mañana prometo escribir de otra cosa, como ya hiciera el lunes con la crisis de los centros comerciales en España, en las antípodas de lo publicado por El País el domingo. Siempre bajo la misma premisa: ni soy ni pretendo ser gurú de nada, Dios me libre, que menudo chorreo me echó una forera ayer. Doy mi opinión desde una plataforma tan extendida como las cabeceras de El Confidencial, lo cual es un privilegio. Pero siempre, insisto, siempre, será más importante para McCoy el debate que el Valor Añadido puede generar que la conclusión implícita o explícita que lleva. Es una opinión más que conduce a más opiniones que enriquecen a todos. Lo contrario sería un suicidio no profesional, que también, sino personal. Cualquiera me aguantaría. Quite, quite. Sean buenos y temerosos… de Bernanke Paulson.

1.     Los CDS, cobertura de impago, de la deuda soberana americana se disparan a 30 puntos básicos frente a los 2 de antes del verano del año pasado. El mercado contempla, por tanto, la probabilidad de que Estados Unidos no pague sus deudas. El AAA (máxima calificación crediticia del país) está amenazado. El riesgo de invertir en Estados Unidos es ahora el doble que en Japón y casi cuatro veces más que en Alemania.

2.     El Tesoro acude en ayuda de la Reserva Federal a petición de ésta y le da una línea de financiación de 40.000 millones de dólares, a un mes y al 0,30%, en lo que es una medida claramente inflacionista que ya se implantó, con infaustos resultados, en la crisis de, ¿adivinan cuando? En efecto, principios de los 30. ¿Crecimiento o inflación? Ninguno de los dos: supervivencia. Ups.

3.     La financiación de la banca se encarece hasta el punto de que el diferencial entre lo que paga el sector y lo que abona el Tesoro (Letras a 3 meses contra LIBOR) se dispara a cerca del 3%, algo no visto desde 1987. Antes de la crisis, estaba en el 0,25%. El día a día vive tasas escandalosamente superiores al tipo de intervención estadounidense del 2%, llegando incluso al 6,5% en el overnight el martes. Y cuidadín porque empiezan a cobrar mucha, muchísima importancia, los plazos hasta cierre del año a la hora de conseguir liquidez. Hay que asegurarse la menos mala de las fotos para Nochevieja.

4.     Por primera vez en la Historia americana, un fondo monetario ve cómo su valor liquidativo cae hasta el punto de provocar pérdidas a sus partícipes, consecuencia de una inversión de 785 millones de dólares en bonos de Lehman. No es un cualquiera. The Reserve era el fondo más antiguo del sector. Suspende además reembolsos durante, al menos, una semana. Provoca fuga de capitales y alimenta la desconfianza.

5.     La búsqueda de la seguridad lleva a que las letras a tres meses del Tesoro americano renten un maravilloso 0,0203% anual, en lo que supone el menor retorno anualizado desde la Segunda Guerra Mundial (Market Watch lo aumenta al 0,06%). Así se financia cualquiera que sea estado, la verdad. Lo importante para el inversor es tener deuda pública en cartera, no importa lo que dé. Con una inflación nominal del 5,4%, las pérdidas en términos reales son sustanciosas para los inversores. Qué forma más sofisticada de meter el dinero debajo del colchón, bien guardadito, y esperar a que escampe, la verdad. Las compras masivas afectan a toda la curva de tipos: el 2 años se sitúa por debajo de 1,70% y el 10 años a niveles inferiores al 3,40%

6.     Y a que el oro suba en un día cerca de 70 dólares hasta los 850, primando, a mi juicio, más su condición de refugio que su carácter de cobertura contra la inflación o la caída del dólar. Las materias primas vuelven a estar en primera plana como alternativa de inversión, lideradas por un petróleo, que recupera niveles técnicos importantes recién perdidos (95 dólares) y olvida ese entorno de desaceleración económica global que lleva al analista de Goldman, que era de los más agresivos, a rebajar sustancialemente sus estimaciones de precio del crudo para este año y el que viene.

7.     El mercado bursátil se piña después del rescate de AIG. Cuando lo excepcional se convierte en habitual, su eficacia restauradora sobre el conjunto del mercado tiende a ser una curva descendente asintótica en niveles cercanos a cero (esto de las matemáticas no es mi fuerte). Bueno, peor aún. No sólo no da sino que quita. Caídas entre el 4% y el 5% saludan la decisión ni 24 horas más tarde. Cuanto más veo actuar a la FED y al Tesoro, más creo en el mercado.

8.     Y más cuando apenas dos días antes de la intervención de la aseguradora, encubierta bajo el paraguas de un préstamo no oneroso sino más, Allianz y JC Flowers estaban dispuestos a comprar el gigante patrocinador del Manchester United y, los mismos gestores que la FED ha cesado ahora, la rechazaron, según Bloomberg. ¿No era mejor haberles obligado a aceptar la oferta que comprometer el dinero de todos? Pregunta al aire.

9.     Y más todavía cuando no es la primera vez que ocurre que desaparece la banca de inversión de un país. Ya ocurrió a principios de los 90 en Reino Unido, tal y como señala este artículo del Telegraph, firmado por el ex banquero David Freud (menudo apellido para analizar lo que está pasando, la verdad). En mi opinión, de lo más interesante publicado ayer. No quedan ni Lehman, ni Bear, ni Merrill y, por si fuera poco, acaba de publicar un urgente Reuters, citando a NYT, afirmando que Wachovia y Morgan pueden ser pareja de hecho... y de derecho en breve. ¿Uno menos? Qué va. Sólo queda uno, que no es lo mismo. Contentos deben de estar los distintos fondos soberanos.

10.  El ir de gurú tiene lo que tiene. El fondo estrella, del gestor estrella, de la gestora estrella, el que fue capaz de provocar el rescate de Fannie Mae y Freddie Mac para alegría de sus partícipes, -hablamos del Total Return de Bill Gross, PIMCO-, pierde exactamente lo mismo que ganó aquél día por una apuesta arriesgada en activos de AIG: -1,4%. Para ese viaje no hacían falta estas alforjas, ¿no creen? Lo hemos dicho muchas veces: el problema no es ser listo sino creerse el más listo. Ahí te las dan todas. Siempre. Y duelen más porque pillan desprevenido.

11.  Y mientras el regulador americano a lo suyo. Ahora que Frankenstein se ha escapado de las manos de su creador, éste hace lo imposible por controlarlo y que el daño que provoque sea el menor posible. Se prohíben las ventas de acciones en descubierto, esto es, sin tener los títulos, en un intento, de nuevo vano, a mi juicio, de frenar las caídas bursátiles. Erre que erre. Interviene que algo queda.

12.  Meredith Whitney de Oppenheimer, la más reputada analista de bancos estadounidense, esa sí que es ceniza total, baja estimados de Goldman Sachs y Morgan Stanley, que se dejan respectivamente un 15% y un 25% de su capitalización. Por si fuera poco, señala, además, en el caso de este último, que tiene un fuerte apalancamiento operativo negativo. Mermas en la parte de arriba de la cuenta de resultados tienen un pernicioso efecto cascada según se va bajando por sus distintos epígrafes. El coste por asegurarse contra el impago se dispara en ambas firmas.

13.  Por cierto, Barclays demuestra que los negocios atractivos de un banco quebrado tienen valor intrínseco y paga por el brokerage y la banca de inversión estadounidenses de Lehman, exacto, lo que valía el conjunto de la entidad el viernes antes de declararse en quiebra, millones arriba o abajo. ¿Para qué comprar todo si me puedo quedar con la mejor parte del pastel?  Una lección que los posibles adquirentes de otras entidades poco tardarán en aprender. Al tiempo.

14.  Si eres banco comercial, tu red tiene mucho valor por sí misma aunque S&P te haya rebajado recientemente el rating a la categoría de basura. Eso explica el interés de actores importantes del mercado por Washington Mutual. Entre ellos, ¿el Santander? Lo dudo. En cualquier caso, el NYT confirma que es la propia entidad la que busca novios de la mano de… Goldman. Empezaba a no quedar otro banco de inversión. El mundo es un pañuelo…

15.  Rusia se cansa del libre mercado y se dedica a intervenir todo lo que puede, paralizando a su antojo la negociación de activos financieros, inyectando liquidez a los bancos y tomando otras decisiones arbitrarias similares con dos consecuencias inmediatas: uno, genera mayor miedo, todavía, y, por tanto, ahonda en la salida de capital extranjero; dos, provoca aún más pánico en los tiburones financieros de aquél país que se ven agobiados por los margin calls o ejecuciones de garantías. Lo de los inmobiliarios de aquí, una broma. Por cierto, crisis interna igual a ¿búsqueda de enemigo externo?

      Y uno más: dato de viviendas iniciadas, -33% en base interanual. Dato de permisos de construcción, -36%. Los inmobiliarios estadounidenses paralizan su producción para dar salida al stock de viviendas en cartera. Un paso en la correcta dirección. Estabilización del mercado residencial y desapalancamiento siguen siendo las claves para iniciar la recuperación. La propia industria fija el suelo para finales de 2009. Los mercados lo anticiparán entre dos y tres trimestres antes. Paciencia y buenos alimentos.