Que se lo pregunten a Belen Esteba y Emilio Botin: si debes un millón a Hacienda tienes un problema; si le debes mil millones, el problema es de Hacienda. Dicen que el fisco se propone confiscar el chalet adosado a la Esteban pero la Agencia Tributaria no se atreve a mirar la documentación que ha permitido a la familia Botín tener una fortuna escondida a la Hacienda Pública durante 75 años.
Nunca se había visto que la Agencia Tributaria se arrugara como lo ha hecho en el caso de la familia Botín. Según dicen las fuentes oficiosas, desde que 1936 el padre de Emilio Botin puso al buen recaudo suizo una parte del patrimonio familiar, nadie se acordó de él… Hasta que un villano vendió los nombres y apellidos que se escondían tras de las cuentas cifradas del HSBC y solo entonces la familia Botín –los patriarcas Emilio y Jaime, así como los cinco hijos de cada uno– se acordó del dinero, hizo la correspondiente declaración complementaria y pagó 200 millones a Hacienda para que todo se olvidara.
A grosso modo, y según los fiscalistas familiarizados con estas vicisitudes, 200 de millones de complementaria y la correspondiente sanción pueden equivaler a un principal de 2.000 millones de euros. Y no hay que ser un experto para concluir que con 2.000 millones de euros anónimos se pueden, a lo largo de los últimos 75 años, haber hecho maravillas en la Bolsa española (y en otras, pero al cabo el dinero era de procedencia española). La Agencia Tributaria, en lugar de revisar documentos e historiales, se quitó el muerto de encima mandandoselo a la Fiscalía para que allí determinaran si se presentaban indicios de delito fiscal o no. Pero tampoco la fiscalía se atrevió a estudiar el asunto y, a su vez, se lo remitió al Juez, para que Su Señoría decidiera… Cuando le parezca oportuno.
Por un lado tenemos a los talibanes de la Agencia Tributaria que en tantos casos y movidos por una imaginaria ejemplaridad pública no han dudado en meter horas para comprobar si se ha pagado el IVA de los cafés. Y por otro lado tenemos a los fiscales incorruptibles que persiguen la corrupción a mandobles, que se atreven con Belén Esteban. Y resulta que inspectores y fiscales poderosos frente al débil, se arrugan frente al verdaderamente poderoso Botín y pasan la pelota al siguiente, en lugar de proceder como de costumbre, como lo hacen con el común del empresariados y de la ciudadanía.
Me encuentro entre los que piensan que la Agencia Tributaria y las Fiscalía deben ser reformadas para cumplir mejor con su misión. Pero mientras la necesaria reforma llega o deja de llegar, resulta decepcionante ver el trato desigual que reciben los que tienen la desgracia de caer en el radar de esas instituciones, o de sus jefes. No conozco a Belen Esteban y debo ser de los pocos que tampoco ha tenido la oportunidad de verla en televisión, pero sí he vivido muy de cerca casos en los que gente del común ha pasado injustamente por el banquillo de los acusados y a los que las sucesivas sentencias judiciales absolutorias no han resarcido de la afrenta.
de Jose María García-Hoz de Jose María García-Hoz