El que busque emociones fuertes en la salida a Bolsa de Bankia no debe mirar los sueldos de los ejecutivos, sino otros capítulos y operaciones. Por ejemplo: cuantas acciones suscribirán finalmente los 25.000 empleados del grupo, encabezados por el presidente de la entidad Rodrigo Rato y, sobre todo, de dónde saldrá el dinero para financiar esas participaciones.
Hay quienes recelan de que la compra de las más de 40 millones de acciones a las que se estima tendrán derecho el conjunto de empleados, según la oferta aprobada por la CNMV, sean financiadas con créditos de la propia Bankia concedidos con la única garantía de las mismas acciones. De esta forma, si los títulos tienen un buen recorrido en Bolsa, el acreditado puede realizar importantes plusvalías sin haber arriesgado ni un leuro; y viceversa: si las acciones de Bankia van mal y se sitúan por debajo del precio de salida, los acreditados se limitarán a devolver los títulos.
Porcentualmente no es una cantidad relevante, apenas del el 5 por ciento de los 824,5 millones de acciones que se ofrecen, pero ese mismo método de invertir estando solo a las maduras, dejando las duras para Bankia, puede ser utilizado por inversores bien situados –sean o no empleados del grupo.
El griterío de los sueldos
Vaya griterío por los sueldos que se han puesto los Presidentes y Consejeros Delegados de los bancos nacidos por transformación de las cajas de ahorro. Euro arriba o abajo, los cuatro campeones de Bankia y Banca Cívica –Rato, Olivas, Goñi y Pulido- se han atribuido una remuneración anual de tres millones de euros cada uno, más gabelas en fondos de pensiones y paracaídas en caso de expulsión. A la peña en general, incluida Esperanza Aguirre que fue la promotora de Rato a la Presidencia de Caja Madrid, le parecen sueldos excesivos.
Desde mi punto de vista, no hay nada que objetar porque en cuanto sean bancos deben ser los accionistas, y no el Ministro de la Presidencia, los que tengan voto sobre el asunto. Por lo demás, ese es el nivel retributivo de la gente que dirige entidades españolas similares en tamaño. En todo caso, desconcierta que Rodrigo Rato se atribuya una retribución comparable al del anterior presidente de Caja Madrid . El motivo para negar a Miguel Blesa y su equipo el fondo de pensiones lucrado durante diez años, fue que si Caja Madrid necesitaba ayudas del Frob –o sea del, Estado—no resultaba presentables retribuciones millonarias. La situación no ha mejorado y papá Estado continúa avalando y ayudando, pero los sueldos se mantienen.
¿Dónde quedó Lazard?
Cuando Caja Madrid y Bancaja anunciaron su intención de salir a Bolsa, declararon públicamente que el banco de inversiones Lazard sería el “asesor financiero” de Bankia en la operación de salida. En el folleto de la OPV aparecen los nombres de todos los bancos participantes en la misma, sea como coordinadores globales, como directores, como aseguradores o como simples colocadores. Incluso aparecen la retribución mínima que cobrarán por ese trabajo: 39,5 millones de euros, algo más de 1 por ciento de la operación. Igualmente figuran los nombres de los bufetes asesores jurídicos para España y para Estados Unidos y el auditor, Deloitte.
Pero Lazard, el banco primigenio, se ha caído del cartel. Su nombre no aparece y, mucho menos, la cantidad que cobrará por su trabajo. Desde luego que a estas alturas preguntar por Lazard sonaría quisquilloso, sino fuera por una circunstancia: Rodrigo Rato llegó a la Presidencia de Caja Madrid/Bankia procedente directamente de su despacho en Lazard, como director general senior de la sucursal española del banco angloamericano. En ese contexto preguntar por el dinero no es falta de educación.
Hay quienes recelan de que la compra de las más de 40 millones de acciones a las que se estima tendrán derecho el conjunto de empleados, según la oferta aprobada por la CNMV, sean financiadas con créditos de la propia Bankia concedidos con la única garantía de las mismas acciones. De esta forma, si los títulos tienen un buen recorrido en Bolsa, el acreditado puede realizar importantes plusvalías sin haber arriesgado ni un leuro; y viceversa: si las acciones de Bankia van mal y se sitúan por debajo del precio de salida, los acreditados se limitarán a devolver los títulos.
Porcentualmente no es una cantidad relevante, apenas del el 5 por ciento de los 824,5 millones de acciones que se ofrecen, pero ese mismo método de invertir estando solo a las maduras, dejando las duras para Bankia, puede ser utilizado por inversores bien situados –sean o no empleados del grupo.
El griterío de los sueldos
Vaya griterío por los sueldos que se han puesto los Presidentes y Consejeros Delegados de los bancos nacidos por transformación de las cajas de ahorro. Euro arriba o abajo, los cuatro campeones de Bankia y Banca Cívica –Rato, Olivas, Goñi y Pulido- se han atribuido una remuneración anual de tres millones de euros cada uno, más gabelas en fondos de pensiones y paracaídas en caso de expulsión. A la peña en general, incluida Esperanza Aguirre que fue la promotora de Rato a la Presidencia de Caja Madrid, le parecen sueldos excesivos.
Desde mi punto de vista, no hay nada que objetar porque en cuanto sean bancos deben ser los accionistas, y no el Ministro de la Presidencia, los que tengan voto sobre el asunto. Por lo demás, ese es el nivel retributivo de la gente que dirige entidades españolas similares en tamaño. En todo caso, desconcierta que Rodrigo Rato se atribuya una retribución comparable al del anterior presidente de Caja Madrid . El motivo para negar a Miguel Blesa y su equipo el fondo de pensiones lucrado durante diez años, fue que si Caja Madrid necesitaba ayudas del Frob –o sea del, Estado—no resultaba presentables retribuciones millonarias. La situación no ha mejorado y papá Estado continúa avalando y ayudando, pero los sueldos se mantienen.
¿Dónde quedó Lazard?
Cuando Caja Madrid y Bancaja anunciaron su intención de salir a Bolsa, declararon públicamente que el banco de inversiones Lazard sería el “asesor financiero” de Bankia en la operación de salida. En el folleto de la OPV aparecen los nombres de todos los bancos participantes en la misma, sea como coordinadores globales, como directores, como aseguradores o como simples colocadores. Incluso aparecen la retribución mínima que cobrarán por ese trabajo: 39,5 millones de euros, algo más de 1 por ciento de la operación. Igualmente figuran los nombres de los bufetes asesores jurídicos para España y para Estados Unidos y el auditor, Deloitte.
Pero Lazard, el banco primigenio, se ha caído del cartel. Su nombre no aparece y, mucho menos, la cantidad que cobrará por su trabajo. Desde luego que a estas alturas preguntar por Lazard sonaría quisquilloso, sino fuera por una circunstancia: Rodrigo Rato llegó a la Presidencia de Caja Madrid/Bankia procedente directamente de su despacho en Lazard, como director general senior de la sucursal española del banco angloamericano. En ese contexto preguntar por el dinero no es falta de educación.