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s2t2 -¿Vuelve Malthus? O por qué los altos precios de las materias primas transformarán la sociedad

¿Vuelve Malthus? O por qué los altos precios de las materias primas transformarán la sociedad

@S. McCoy - 17/04/2008 06:00h



Inflación alta. Alimentos disparados. Preguntas. Una primera y principal. ¿Coyuntura o estructura? Y vuelta a un debate que suscitara hace más de dos siglos Thomas Malthus, ¿hay recursos suficientes para el incremento poblacional?, y rescatara el Club de Roma en el año 1972 cuando afirmó que "si se mantienen las tendencias actuales de crecimiento de la población mundial, industrialización, polución, y producción alimenticia y el consumo de materias primas continúa al ritmo actual, en cien años, el planeta habrá encontrado el techo de su crecimiento".

Si se cumpliera esta profecía, quedarían 65 años para la muerte prematura del hombre que anticipara el economista inglés. Sin embargo uno, al que su realismo no le resta ni una gota de optimismo acerca de todo lo bueno que da la vida, -con cuatro hijos, el mayor de siete años, casi como que no queda más remedio-, cree firmemente que la sociedad será capaz de articular, como ha hecho a lo largo de la Historia, los mecanismos de autoprotección necesarios para perdurar en el tiempo. Eso sí, pasando por el peaje de una serie de cambios que, a día de hoy, parecen inevitables.

En primer lugar, es innegable que hay un problema de oferta consecuencia de la más o menos perentoria finitud de alguno de los consumos básicos de la sociedad moderna. Se trata de un debate que se agota tan pronto como se plantea y que indudablemente es y va a ser fuente de conflictos. ¿Cómo evitarlo? Trasladando la discusión original al lado de la demanda. Aumenta la población y el consumo de recursos per capita. Pero, ¿de forma eficiente? Esta va a ser la primera y principal alteración que todos vamos a vivir en nuestras carnes y, probablemente, en nuestro bolsillo. Se establecerán medidas obligatorias de ahorro y uso eficiente de la energía, medidas que vendrán acompañadas de una adecuación del coste de las materias primas a su precio real, empezando por el agua. Sólo se despilfarra, con carácter general, lo que no se valora. Y aunque los bienes de primera necesidad son menos elásticos en su demanda al precio al que se pueden adquirir, no es menos cierto que, en muchas ocasiones, por subsidiados son derrochados. La pregunta del millón es ¿qué gobierno será capaz de asumir el coste político de tales decisiones? Bueno, denles tiempo, que ya verán como terminarán haciendo de la necesidad virtud. No hay que consumir más, sino mejor.

En segundo término, los fenómenos de escasez han venido históricamente acompañados de precios elevados (toda la curva de precios del crudo está por encima de 100 dólares, y llega hasta 2016) que han conducido a procesos no menos importantes de innovación. Una innovación que apunta en una triple dirección. Mejora en la obtención y distribución de las materias primas utilizadas hasta ese momento, identificación de productos sustitutivos que supongan un incremento de la oferta frente al elemento sustituido a un coste más razonable, establecimiento de mecanismos técnicos de racionalización de su consumo. En este sentido, no puede solucionarse un mal con otro mayor, etiquétese esta frase con el apellido biocombustibles y su impacto agrícola y no irán muy desencaminados. Por el contrario, la corriente Gore de protección medioambiental, sea una realidad per se o un simple discurso teórico que persigue llenar de dólares su bolsillo, parece un primer paso en la correcta dirección ya que esconde la necesidad de avanzar tecnológicamente hacia fuentes de energía y procesos productivos que impidan la autodestrucción planetaria. Insisto, sea o no un fenómeno real. Algo bueno tenía que tener la fábula climática.

La necesidad de cambio la evidencian fenómenos preventivos como los que estamos viendo en China, emperrada como está en acaparar recursos allá donde sus divisas son bien recibidas, como África. Indudablemente, aquí se está produciendo una modificación sustancial en el mapa de fuerzas a nivel mundial donde la situación financiera, God save the US and Spain, y el control de las materias primas van a jugar un papel esencial y poner coto, al menos de inicio, a cualquier ejercicio de solidaridad internacional. Y es que el hombre es lobo para el hombre, sí, pero hasta que está en juego su propia supervivencia. Y cuanto más radicales y alarmistas sean los fenómenos para el conjunto de la sociedad mayor posibilidad hay de que se activen los mecanismos necesarios para su corrección. Esperemos que así sea. Claro que si nos atenemos a lo que defiende Jim Rogers, lean,lean, reputado inversor especializado en commodities de obligada lectura, al mercado alcista de materias primas aún le queda una década por delante. ¿Será entonces demasiado tarde?