Entradas
El crecimiento económico modelo
Recientemente he tenido la oportunidad de leer un interesante artículo de Robert Solow, Premio Nobel de Economía y miembro destacado del Instituto de Tecnología de Masachusets (MIT).
En dicho artículo, Solow propone a España un profundo cambio en su modelo de crecimiento económico que le permita afrontar el ajuste de desinflación competitiva, un cambio que siga los patrones de crecimiento instaurados en países como Dinamarca y Holanda.
Y es que para Solow los países que han tenido éxito controlando la inflación son aquellos que han logrado consensuar los criterios expuestos por los sindicatos, empresas y el propio gobierno de modo que se lleve a cabo una política constructiva de ajuste óptimo en la que todos los agentes sean conscientes y consecuentes con el papel que juegan en el crecimiento económico del propio país.
Para lograr implantar este nuevo rumbo de crecimiento Solow afirma que España "debe mantener una discusión seria sobre qué porcentaje de ajuste corresponde a los salarios, a los beneficios empresariales y al gasto público".
Otra cuestión a la que atiende Solow en su artículo es que una economía que como la española ha basado su crecimiento económico en la construcción no parte precisamente de una situación óptima ya que no resulta un modelo de gestión eficaz y, a mi entender, consecuentemente no aporta expectativas que vayan más allá de las que proporcionan las miras a corto plazo.
Con nuestro nivel de renta y productividad suscribe Solow que "la solución pasa por buscar inversiones productivas y empleo bien remunerado, en lugar de gastar capital de inversión en vivienda". Por tanto, si el gobierno español es capaz de trasladar la inversión del sector inmobiliario al industrial por medio de incentivos fiscales como la amortización acelerada para nuevas inversiones y créditos para que las empresas tengan financiación para su desarrollo es muy probable que nos encontremos en una situación, según Solow, que permita a España sentar las bases para construir un modelo de crecimiento económico más sostenible a medio y largo plazo.
Por último, otro aspecto que no menciona Solow en su artículo pero que a mi juicio resulta fundamental analizar y que garantiza el crecimiento de cualquier economía es la cifra de inversión global en I+D+i, un ámbito en el que, cómo no, seguimos estando en el vagón de cola de los países desarrollados o al menos de los países en los que personalmente me gustaría reflejarme como son Alemania y Suecia.
Mientras España invierte un 1,13% de su PIB en I+D+i, Alemania dedica un 2,51% y Suecia -líder mundial-, un 3,86%. Un dato relevante que debemos tener muy en cuenta es que la Unión Europea se ha marcado como objetivo en la Agenda de Lisboa 2010 establecer que la inversión en I+D+i debe alcanzar el 3% del PIB.
En definitiva, cifras y reflexiones que nos llevan inexorablemente a la conclusión de que España todavía no ha marcado el rumbo para alcanzar un nivel que alimente el orgullo de pertenecer a una sociedad que de una vez por todas apuesta por la gestión eficaz, un objetivo que a todos nos proporcionará las respuestas que queremos obtener cuando nos preguntamos
¿Hasta cuándo vamos a seguir dejando escapar la oportunidad de transformarnos en un verdadero motor de crecimiento económico en Europa? y¿Cuándo vamos a empezar a invertir en ámbitos que aporten verdadero valor a nuestra economía?
