Quien quiera aplicarse en vena una dosis de realismo sobre la situación política y económica española sólo tiene que echar un vistazo al Informe “Sustainable Governance Indicators 2014 “ , un extenso estudio donde más de 100 expertos analizan 140 indicadores cualitativos y cuantitativos que miden no sólo cómo han evolucionado los 41 países que forman la OCDE, sino también qué capacidad tienen para encarar los retos del futuro, lo que se denomina la “sostenibilidad” política de un país.
El informe está patrocinado por la fundación Bertelsmann
Ya el primer gráfico es un aviso de que el resto del informe no promete alegrías: El “Policy Performance Index 2014” valora los acontecimientos políticos España, la necesidad de reforma, su sostenibilidad futura en función de factores económicos, sociales y ecológicos en comparación con el resto de estados miembros de la OCDE.
España figura en el “Policy Performance Index 2014” en el puesto 35, con una valoración de 5,8 sobre 10, sólo por delante de Italia, Hungría, México, Chipre, Turquía y Grecia. Ha perdido 0,06 puntos con respecto al anterior informe.
La lista la encabeza Suecia con un 7,8, Noruega, Suiza, Finlandia, Dinamarca, Alemania. Precisamente Alemania ha mejorado 4 puntos con respecto al anterior informe, gracias, sobre todo, a la robustez de su mercado laboral. Un presupuesto sostenible y equilibrado, con impuestos adecuados, inversión en investigación y educación contribuyen a hacer de Alemania, según el estudio, un modelo a seguir.
España mejora considerablemente en el segundo índice general, el de Gobernanza, queda en el medio de la tabla, puesto 22, con 6,95 puntos. Aquí se mide la actitud y aptitud de reforma que muestra un país en función de la capacidad del gobierno y de la capacidad de intervención de otras instituciones como el Parlamento y otros actores sociales. Y lo mide teniendo en cuenta la capacidad de tomar decisiones, capacidad para marcar estrategias, coordinación ministerial, consultas a los actores sociales, comunicación de las decisiones, efectiva implementación de las decisiones, capacidad de adaptarse a las circunstancias, capacidad de reforma de la propia organización.
Si tenemos en cuenta que en anterior índice vemos una gran necesidad de reforma y escasas reformas implementadas, por lo menos en lo que respecta a capacidad para reformar un país y hacerlo “sostenible” España mejora sensiblemente.
Encuentro especialmente preocupante el índice de “Sostenibilidad económica”, donde se mide qué futuro tiene un país en función de su modelo económico, su estrategia industrial, de investigación, fiscal…, España figura en el lugar 37 de los 41 países de la OCDE con 4,33 puntos, habiendo perdido 0,33. Sólo Portugal, Hungría, Chipre y Grecia tienen peores índices de “sostenibilidad económica”.
Casi no hace falta mencionar en qué lugar está en cuanto a resultados de lucha contra el paro: sólo Grecia nos cubre de ser los últimos.
Tampoco es precisamente alentador el índice de resultados de la política de investigación: el puesto 30, habiendo perdido casi 1 punto. Este es uno de los índices que está cobrando cada vez más peso a la hora de valorar las perspectivas futuras de un país.
El índice más favorable para España, en el que sube varios puntos es el de las energías renovables donde figura en el lugar 18.
La calidad democrática del país también ha bajado 0,22 puntos, hasta situar al país en el lugar 27 con 6,95 puntos. Es un índice que mide la democracia directa, la libertad de prensa, la lucha contra la corrupción (en este punto, por ejemplo, España baja 1 punto y se coloca en el 31 justo por encima de Turquía.
Porqué España en el índice capacidad de actuación del gobierno (mayoría absoluta) está en el puesto 25 y pierde 0,11 puntos, es para mi un misterio que supongo tendrá una explicación.
En fin, son 154 páginas de informe, con casi 100 gráficos donde se dibuja un retrato que debería hacer pensar a nuestros gobernantes y a los que aspiran a gobernar. Con este estudio se puede elaborar todo un programa electoral.