Desde hace unos días los medios alemanes se recrean en un titular que les ha proporcionado un estudio que llega con marchamo de seriedad: Banco Central Europeo. El titular, invariable para todos los medios, ha sido “Españoles, griegos, italianos y chipriotas, son más ricos que los alemanes”. Y esta semana ha valido una portada de der Spiegel con el titular :“La mentira de la pobreza”, “Cómo los los países en crisis esconden su riqueza”.
Lo más vistoso (por no decir escandaloso) es el fotomontaje de la portada en el que se ve a un paleto montado en un burro con las alforjas llenas de billetes protegiéndose del sol con un paraguas con la bandera europea.
El caso es que, según ese estudio, la riqueza media de un hogar español es de ¡291.000 €! Sin embargo, la media de un hogar alemán es de 195.000 €, es decir… de media, los españoles tenemos 100.000€ más que los alemanes.
Si miramos los datos de otros países todavía hay más diferencias, pues los chipriotas poseen 671.000€. Pero los españoles somos más ricos que los italianos (275.000 €), que los franceses (233.000 €) o que los holandeses (170.00 €). Incluso los griegos (148.000 €)son más ricos que los alemanes, que los finlandeses o que los austriacos.
Los alemanes son los más pobres de Europa si miramos sólo las cifras de la población de la clase media (sólo 51.000 €) frente a los 183.000 € de los españoles). Este dato, que aumenta la distancia, pone de relieve, sencillamente que la distancia entre los ricos y los pobres alemanes es mucho más grande que en cualquier otro país.
Han tardado poco en clamar “¡escándalo!” y rasgarse las vestiduras. Uno tras otro.
El estudio (gentileza del BCE) salió poco después del rescate a Chipre. Pocos medios aclaran que ese estudio del Banco Central Europeo se hizo, primero, no contrastando números sino como encuesta y, segundo, se hizo en 2008, antes del estallido de la crisis y de la burbuja inmobiliaria en España.
Imaginemos a un español en el año 2008 que le paran por la calle y le piden que valore todo lo que posee, incluido el piso que se acaba de comprar en la urbanización del Pocero. Precio del piso, tirando para abajo, aproximadamente, 160.000 Euros. Ese español se acaba de declarar infinitamente más rico que cualquier alemán. Incluso descontando la hipoteca.
Naturalmente, el alemán medio que ha visto el mismo mensaje invariablemente en todos los medios habrá pensado que Europa le está tomando el pelo con tanto rescate a los hasta ahora tenidos por holgazanes y malgastadores países del sur y, a partir de ahora, también descarada y cínicamente más ricos que los pobres alemanes.
Hay un dato más que añade contradicción –e interés- al asunto: los ingresos medios de un alemán son 44.000 € al año, mientras que los españoles sólo son de 31.000 €, los italianos, 34 €, los franceses 37.000, los griegos 28.000 €.
¿Cómo se entiende, pues, que los españoles, que cobramos bastante menos que los alemanes, seamos más ricos que los alemanes si, además, los alemanes son mucho más ahorradores que los españoles?
La contradicción tiene una respuesta: la vivienda en propiedad. Mientras que el 83% de los españoles son propietarios de una vivienda, sólo el 44% de los alemanes viven en su propia casa.
Así que, en el fondo, el estudio tiene una parte de razón. Naturalmente el valor de la propiedad inmobiliaria de los españoles ahora mismo habría que reducirlo probablemente a menos de la mitad de lo que contábamos en 2008, mal que nos pese, pero… seguimos siendo propietarios de una casa, nos pagamos el alquiler a nosotros mismos. Ante la inseguridad monetaria, la inflación de la peseta, la incertidumbre sobre el futuro ya que no disponemos de los colchones de seguridad de los alemanes, los españoles vemos la inversión en ladrillo como el más seguro plan de pensiones.
¿Cuál es la razón de que los alemanes no tengan el apetito por ser propietarios de su propia vivienda?
Los expertos dan varias, la principal, razones históricas, basadas en las dos destrucciones sufridas en las guerras.
¿Para qué invertir los ahorros de toda la vida en un montón de ruinas? Los que vendieron sus casas antes de la gran inflación, con el dinero que recogieron apenas podían comprar una barra de pan. Los que no las vendieron las vieron confiscadas en la época nazi si eran judíos o destruidas después en los bombardeos.
En la mitad de Alemania el Estado era propietario de las casas. El alemán ama, sobre todo, el dinero contante y sonante. Una vez que se protegió de la inflación con el Bundesbank y de los arrendatarios con una buena ley que defiende al inquilino ¿qué necesidad había de meterse en una hipoteca?
La segunda cosa que el alemán ama después del dinero es el auto. Y la tercera, las vacaciones, aunque en algunos este orden se invierte.
La consecuencia de estas querencias es que la compra de una casa obliga a ahorrar, mientras que el que vive de alquiler y se despreocupa de hipotecas e impuestos, tiene más dinero para meter en el banco, comprar acciones, planes de pensiones, etc… pero también para irse de vacaciones y comprar autos.
Un tópico menos: los alemanes no son tan ahorradores como ellos creen y los del sur no somos tan derrochadores.
El caso es que, después de haber aguantado durante estos años largos de crisis la acusación de derrochadores ahora cargamos con la contraria: que metemos nuestros billetes en las alforjas del burro y las escondemos bajo la pocilga de los cerdos a salvo del fisco. Porque otra de las razones que ha encontrado der Spiegel para que seamos más ricos que los alemanes es que no pagamos impuestos.
¿Alguien se extraña de que estos días se haya fundado un partido llamado Alternativa por Alemania que pide la salida de Alemania del Euro?
Durante estos años a veces me han salido los colores de vergüenza ajena al leer cómo algunos medios españoles atacan la política europea alemana. Estos días la vergüenza ajena es por cómo los medios alemanes se agarran a datos falsos para alimentar la xenofobia.
A eso es lo que conducen estos supuestos “estudios” llenos de medias verdades que sólo expresan a mentiras completas.
También me ha parecido escandaloso que el BCE haya contribuido a ello con una farsa de estudio. ¿Es que no tiene otros medios para medir realmente la riqueza de los europeos?