La cifras dicen que la crisis no perjudica a los artículos de lujo: Hermés y otras multinacionales de productos exclusivos han conseguido mantener, y aún crecer, sus ventas, en el fatídico 2009 gracias a los mercados asiáticos: como allí la gente mejora su capacidad adquisitiva gasta para que los vecinos tengan noticia de su progreso.
Desafortunadamente en España ocurre lo contrario: también los productos de lujo se ven sacudidos por el bajón. Entre 2008 y 2010 las ventas de langostinos se han reducido a la mitad: 1′4 millones de kilos entre enero y mayo de 2010, frente a los 2,9 millones de kilos de 2008, según cifras de Mercamadrid. En las gambas, la caída es similar.
Comprendo que gambas y langostinos son productos menos glamurosos que unoz zapatos de Salvatore Ferragamo, pero a su modo, son un termómetro del lujo que se permite el común de los consumidores españoles: si las cosas van bien, se multiplican los homenajes en familia y en la oficina, pero cuando se tuercen…
De todas maneras también debo señalar que en las cifras provisionales de este 2010 los optimistas vemos brotes verdes: se han vendido 200 mil kilos más de langostinos que en 2009. ¿Se ven las cosas mejor?. No lo sé, aunque quizás la explicación debería buscarse en loa precios, pero Marcamadrid no facilita estadísticas sobre los mismos, ya que para ello debería realizar una investigación que no le compete.
En Mercamadrid, que es el primer mercado alimentario de Europa, por delante de París, y el segundo mayor mercado de pescados del mundo, sólo por detrás de Tokio, es también testigo de los cambios de tendencia. Ahora, por ejemplo, los restaurantes y supermercados no compran por piezas o kilos, sino por raciones: no encargan un par de atunes y seis merluzas, sino tantas raciones de atún y tantas de merlujza.
Cada vez más, la cadena de valor se desplaza de la producción a la comercialización… Con gran cabreo de los productores, que en lugar de quejarse podrían unirse y competir.