Ni Grecia, ni Portugal ni, por supuesto, España. Es verdad que se encuentran entre los europaíses con más problemas de deuda pública, de déficit público y de paro. Comparten, por tanto, un futuro económico problemático con largos años de estancamiento, pero una cosa resulta segura: ninguno de ellos suspenderá pagos y, aunque sea a trancas y barrancas, todos conseguirán ir pagando sus astronómicas deudas por la sencilla razón de que sus acreedores son, fundamentalmente, bancos alemanes y franceses; en el caso de que Grecia, por ejemplo, declarara “default” Alemania y Francia debería afrontar la cuasiquiebra de sus respectivos sistemas bancarios.
No lo digo yo, lo dicen los números. Con datos a septiembre de 2009 del Banco Internacional de Pagos: de los 303 millardos de dólares que deben las entidades públicas y privadas de Grecia a bancos extranjeros, 118 millardos están en los balances de los bancos franceses (75) y alemanes (43). En el resto de los “pigs” la situación es parecida. Concretando en el caso español: de una deuda total de 1,1 billones de dólares, los bancos alemanes figuran como acreedores por 240 millardos y los franceses por 196. Ya lo decía Keynes: si debes un millón al banco tienes un problema, si debes mil millones el problema es del banco.
Con todo, la práctica seguridad de que el acreedor no ejecutará la deuda solo resuelve una muy pequeña parte del problema por a) la obligación de devolver el dinero subsiste y b) porque conseguir préstamos para refinanciar mas deuda cada vez será más caro, lo cual exigirá que cada vez una parte mayor de la riqueza creada en España se dedique a devolver deudas. Como dicen algunos empresarios: “aquí estoy, trabajando para los bancos”.
De hecho, Grecia está consiguiendo dinero pagando por él 3,7 puntos porcentuales más que Alemania. El Reino de España como tal solo paga 0,8 puntos más que Alemania, pero las Comunidades Autónomas, que también puede emitir deuda en el mercado internacional, tienen un precio muy superior. Valencia y Cataluña pagan casi un punto y medio más que Alemania.
Lógicamente a medida que la situación financiera empeore, que empeorará, las instituciones públicas y privadas española deberán pagar más por el dinero que capten en el mercado. Y ese sobreprecio lo costearán los contribuyentes, pagando más impuestos que detraerán del consumo y mientras el consumo no suba, la economía sguirá estancada.
Por eso cada vez que me preguntan cuando saldremos de la crisis tengo que responder ¡y o que sé!, porque ni yo ni nadie sabe cuando empezará a reducirse el déficit público.