Ayer, sin embargo, en un programa excelente de la ZDF, Frontal 21, un programa de investigación ejemplar en el que cualquier periodista querría trabajar, emitieron dos reportajes impecables: uno sobre la avalancha de emigrantes portugueses a un pueblo alemán falsamente animados por otras informaciones y otro sobre cómo Alemania se está beneficiando de la crisis del resto de países europeos. Creo que a estas alturas para los españoles eso ya es un mantra, pero no para los alemanes, que siguen viéndose los grandes “pagadores de la crisis”.
En el primero, Isabel de Espíritu Santo contaba cómo había llegado a un pueblo alemán. Una periodista portuguesa había hecho una información dando a entender que allí era muy fácil encontrar trabajo. 12.000 currículums llegaron en pocos días, muchos, como Isabel, universitarios. Resultado final, 40 contratos. Isabel es “moza de almacén”. El otro reportaje recordaba cómo el miedo de los inversores ha llevado a que Alemania, por segunda vez en la historia, no sólo consigue dinero prestado de los mercados sin apenas pagar intereses, sino que en algunos productos a corto plazo, ha cobrado por pedir prestado. Eso quizá es la imagen más visible, porque el Gobierno así ha logrado ahorrar 4 mil millones de Euros en intereses sólo el año pasado. Pero el programa fue más allá y recordó cómo las burbujas que se crearon en países como Irlanda o España fueron hinchadas precisamente por los bancos alemanes.
No se remontó a cuando Alemania y Francia reventaron el Pacto de Estabilidad y forzaron bajos tipos de interés al BCE para poder financiar la maltrecha economía alemana, pero sí recordó que los bancos alemanes, gracias a eso bajos intereses, alimentaron las burbujas hasta que reventaron. El programa se basa sobre todo en Irlanda, donde una burbuja financiera e inmobiliaria obligó al Estado a “rescatar” a los bancos.
¿A los bancos irlandeses? En realidad, a los bancos alemanes, a los inversores alemanes que, gracias al descomunal déficit asumido por Irlanda, recuperaron un dinero invertido alegremente en negocios de riesgo. Y ahora ese dinero recuperado lo están utilizando otra vez para comprar las viviendas cuyo precio se ha desplomado o para viajar a Irlanda donde…todo es mucho más barato que en aquellos años locos.
Cuento esto porque quiero dejar claro que, si alguna vez he criticado la falta de responsabilidad de la prensa alemana ante la crisis, eso no puede entenderse como una generalización. Frontal 21 es un ejemplo de programa de servicio público (con muchos medios) que daría envidia a cualquier trabajador de la televisión pública.