Porqué Alemania no quiere que España pida –todavía- el rescate.
Hace ya meses que desde Alemania se ve inevitable que España pida el rescate. Lo dicen los expertos económicos, los banqueros, algunos políticos claramente, otros bajo condición de anonimato. Desde Bruselas ha habido continuamente presiones para que España haga oficial la petición, primero para sus bancos, ahora para el país.
Detrás de esas presiones al gobierno español está un ejército de “lobistas” en Bruselas y Berlín que velan por los intereses de los bancos y las empresas alemanas.
España no hizo nada cuando estalló la burbuja inmobiliaria para poner en orden las cuentas de sus cajas de ahorros cuando todo el mundo empezó a sospechar de ellas. Eso es evidente. Y no hacía falta ser banquero para imaginar la que se venía encima.
Si se hubiera hecho algo, por ejemplo, garantizar las hipotecas de primera vivienda hasta un máximo de renta, probablemente se habría evitado, primero el desahucio de decenas de miles de familias, segundo, la quiebra práctica de tantas cajas de ahorros. Habría costado mucho menos de lo que nos ha costado y nos va a costar ahora y no habría provocado todos los daños colaterales que hemos visto en la economía, en el prestigio de España y en las familias.
Ahora estamos en manos de esos lobistas –llámesele también mercados financieros- que deciden por su cuenta qué es lo que tiene que hacer un país y qué no. Pero eso es otra historia.
Ahora, con unos intereses de la deuda que tiran por la alcantarilla los ahorros que se consiguen con los recortes, hemos llegado a un punto en que no queda más remedio que hacer lo que ordenan esos grupos de presión.
Y entonces, Alemania va y dice que no, que no te precipites, que esperes. ¿Porqué? Hay que recordar que no hace ni 20 días el Tribunal Constitucional dictó una sentencia por la que daba vía libre al Mecanismo de Rescate pero ponía límites muy claros a la responsabilidad de Alemania y, algo que pasó más desapercibido fuera bajo ese titular… dudaba de la legalidad del programa de compra de deuda del Banco Central Europeo. El Tribunal, en ese adelanto de sentencia afirmaba que no era el momento de establecer conclusiones sobre eso, pero prometía ocuparse de ello en la redacción de la explicación de la sentencia.
Ese documento se espera para primeros de Diciembre. Y el gobierno alemán tiene miedo.
El Presidente del Bundesbank no se cansa de repetir que ese programa de compra de deuda puede violar el mandato del Banco Central Europeo. Y ha encargado un estudio jurídico para fundamentarlo. Si sus servicios jurídicos, que es lo más probable, encuentran razones para pedir una aclaración ante el Tribunal Europeo de Justicia de Luxemburgo porque ese programa viola las normas europeas, las del Banco Central y los tratados, entonces estaríamos ante otra crisis sin precedentes.
El tribunal Constitucional alemán podría poner una cuestión prejudicial, pero el Bundesbank, e incluso cualquier particular podría plantear un recurso.
Que Merkel no quiere volver a pasar por el Bundestag para pedir ayuda para España (ya lo hizo en Julio), es evidente, que quiere separarlo lo más posible de la sentencia del TC alemán, también, que prefiere, a las malas, juntarlo con otros paquetes, como el de Chipre, Grecia, quizá Italia, también.
Pero el verdadero miedo es el Tribunal Constitucional alemán. Porque recordemos que España podría no solicitar una cantidad de dinero del ESM, sino sólo que entre en funcionamiento el programa de compra de deuda en el mercado secundario del BCE. Si al mismo tiempo se compra deuda en el mercado primario es otra historia, pero no condición indispensable. Así que teóricamente Merkel no tendría que pedir más dinero para España.
Una alianza del Bundesbank con el Tribunal de Karlsruhe seria para echarse a temblar.
Recuerdo que un día le pregunté a Jean Claude Trichet en Frankfurt, hace ya 4 años, cuando todo esto ni siquiera se veía en la peor de las pesadillas, si no habría que modificar las normas del BCE para construir un Banco Central con todas las de la ley como el Banco de Inglaterra, o la Reserva Federal. Trichet casi se asustó, incluso me pareció que miraba de reojo por si nos oía alguien, estábamos en Frankfurt… y ya sabemos aquello que dijo Jacques Delors
“No todos los alemanes creen en Dios, pero todos creen en el Bundesbank”.