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Halcones contra palomas: 10 años del BCE, fin de la neutralidad y la subida de tipos que viene

Halcones contra palomas: 10 años del BCE, fin de la neutralidad y la subida de tipos que viene

@Rubén J. Lapetra - 02/06/2008 11:42h



Halcones contra palomas: 10 años del BCE, fin de la neutralidad y la subida de tipos que viene

Jueves. Día clave. El Banco Central Europeo (BCE) decide sobre política monetaria. La sombra de una subida de los tipos de interés en la zona euro ha envuelto por completo las expectativas de mercado. El instituto que preside Jean Claude Trichet afronta estos días, en su décimo aniversario, el final de la postura neutral que ha mantenido en los últimos meses frente a la crisis. No tiene más remedio que tomar este camino. Hace justo un año, el BCE efectuó su última subida de tipos. Y el próximo jueves podría volver a hacerlo o, al menos, pondrá fecha definitiva al próximo movimiento al alza.

Desde el punto de vista estratégico, los 'agresivos halcones' (hawks) están tomando el control frente a las 'conciliadoras palomas' (doves) en el proceso de toma de decisiones del banco central. La neutralidad actual (la barrera del 4% es considerada como la línea que separa una política acomodaticia de otra restrictiva). Los halcones, o posturas más agresivas, parecen estar tomando el poder. Axel Weber, presidente del Bundesbank y el poder en la sombre del BCE, volverá a defender ante los otros 19 gobernadores que hay que contraatacar y proteger los precios. Alemania registra su mejor momento económico en 12 años, pero no es compatible con el nivel de inflación que se registra en Europa.

La posibilidad de una subida de tipos es tan real que viene siendo descontada desde tiempo atrás por los agentes del mercado. Se respira, se siente. La danza de los precios del consumo comienza a intensificarse al son de unos tambores bien identificados: la escalada de la energía y los alimentos, en primer orden, y una segunda clave que está siendo ampliamente infravalorada: la salvaje actuación de la Reserva Federal (Fed) desde que inició la crisis. Inyecciones monetarias masivas y una rebaja del precio del dinero del 5,25% al 2% en siete meses, todo un récord peligroso e impredecible.

Las inundaciones de liquidez ordenadas por Ben Bernanke han generado una serie de efectos secundarios para la economía global. El objetivo, cumplido aparentemente, ha sido salvar del colapso al sistema bancario y en segundo plano reflotar de la recesión económica a EEUU. El sacrificio público: la estabilidad de precios. La escalada de los índices de inflación (IPC) en todo el mundo se convierte ahora en la principal amenaza sobre la mesa. El mercado de bonos también ha comenzado a moverse de forma visible ante el nuevo escenario.

Los datos preliminares de mayo anticipan un IPC del 3,6% y, según varias casas de análisis como Barclays Capital, un nivel próximo al 4% para verano. Todas, o prácticamente todas, las economías desarrolladas y emergentes están fallando en defender sus objetivos de inflación. España se aproxima al 5%, al igual que EEUU y México; Alemania y Francia, las dos piezas angulares de la Europa económica, navegan por encima del 3%. Fuera de Occidente, China o India tienen inflaciones que miran de cerca al 10%. Y en Latinoamérica, Brasil o Colombia rondan también el 5% pese a contar con políticas monetarias restrictivas.

Cuando se cumple el 10 aniversario del BCE, la institución constata como está traicionando sus propios principios. En sus estatutos fundacionales se especifica una cifra de consenso para la estabilidad de precios: el 2%. Trichet ha advertido recientemente y en repetidas ocasiones que no es momento para la complacencia. Sigue allanando el camino para retomar las subidas de tipos de interés en Europa después de un año de pausa, después de que entre 2005 y 2007 elevó el precio del dinero del 2% al 4%. El mercado interbancario está fijando la dirección y el BCE debe ajustarse a esa realidad para mantener la credibilidad. Los tipos interbancarios en Europa han superado el 5%, con una lógica prima de riesgo por la crisis bancaria, pero encendidos por la inflación y las necesidades de elevar el coste de acceso al crédito.