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Créditos y otros tipos de financiación adicional


Créditos y otros tipos de financiación adicional

Los bancos son reacios a la concesión de préstamos, pero los clientes buscan todavía financiación en las entidades

Atrás quedaron los días en los que era frecuente recibir cartas del banco con ofertas de préstamos para los clientes. Todo era financiable: automóviles, reformas en la vivienda, viajes o equipos informáticos. ¿Por qué iba el ciudadano a privarse de un capricho si el banco le ponía en bandeja la posibilidad de pagar cualquier artículo con facilidad y en cómodos plazos? Hoy la situación ha dado un giro de 180 grados. Devolver los pagos es difícil para muchos. La tasa de morosidad ha aumentado y los bancos han cerrado las puertas del crédito a quienes no garantizan un cierto grado de solvencia. Pero todavía son muchos los españoles que piden financiación adicional, ya sea para adquirir artículos de primera necesidad o para comprar productos que hagan la crisis más llevadera.
  • Por ELENA V. IZQUIERDO
  • Última actualización: 18 de septiembre de 2009

¿Es imprescindible?

- Imagen: Sanja Gjenero -
Una de las cuestiones que el cliente de un banco debe plantearse antes de pedir un crédito es si el bien que desea adquirir es necesario, incluso, imprescindible. Con la crisis, las condiciones de venta en los concesionarios han mejorado mucho. Lo mismo que ocurre con los coches sucede con otros artículos: vivienda, equipos informáticos, viajes... Pero si no son imprescindibles y el ciudadano carece del dinero necesario para adquirirlos, es preferible retrasar su compra. Así pospone la solicitud del crédito y espera a que mejore la coyuntura económica y la incertidumbre laboral. Con la recesión y las negras perspectivas de recuperación a corto plazo, cualquier nuevo endeudamiento puede repercutir de manera negativa en la economía familiar.
El número de personas que se plantea solicitar un crédito al consumo duplica la cifra de quienes ya lo tienen concedido
No todas las personas que solicitan un préstamo prevén adquirir un nuevo producto. En ocasiones se piden para pagar una deuda. Sin embargo, esta opción no es aconsejable. Esta cantidad se suma a los intereses de ambos préstamos y empeora la situación de endeudamiento. Con la crisis y la amenaza del paro, las cuentas que se hicieron para pagar los créditos pueden quedar obsoletas y comprometer otros bienes.

Continúa el endeudamiento

Las perspectivas económicas negativas y la dificultad para obtener un préstamo parecen no interponerse en los deseos de los consumidores. Un estudio elaborado por Cofidis sobre el perfil de los demandantes de financiación refleja que el número de personas que se plantea solicitar un crédito al consumo duplica la cifra de quienes ya lo tienen concedido: seis de cada 100 ciudadanos han contratado uno y alrededor de un 14% sostiene que estudia solicitarlo.
El informe señala que son los españoles de clase media, entre 35 y 44 años, quienes firman un mayor número de créditos al consumo. La mayoría reside en entornos urbanos que superan los 100.000 habitantes, en Cataluña, Andalucía, norte de Aragón y sur de Extremadura. El perfil de los ciudadanos que quieren obtener uno de estos préstamos es muy similar al de quienes ya lo tienen, si bien el tramo de edad de los solicitantes está entre 45 y 59 años. El análisis destaca que el número de jóvenes que ha contratado un crédito al consumo se ha incrementado en torno al 80%. Mientras que en 2008 sólo el 1,3% de los menores de 25 años lograron uno de estos créditos, en el mismo periodo de 2009, el 6,9% ha obtenido este tipo de financiación. Respecto a los ciudadanos de clase alta, un 9,9% de la población de este segmento ha firmado un crédito al consumo en 2009, frente al 4,9% de 2008.
Si hay irregularidades en el historial del solicitante será más difícil conseguir de nuevo financiación
Si el solicitante ha pedido con anterioridad más créditos, debe tener en cuenta su historial de pago. Si se detectan irregularidades en el abono de los plazos, impagos o moratorias, será más difícil que consiga de nuevo financiación. Lo mismo ocurre si en su cuenta corriente se han visto con frecuencia números rojos o si forma parte de una lista de morosos. En el caso de no encontrarse en ninguna de estas circunstancias, si ha sido cliente del banco o caja de ahorros durante mucho tiempo o tiene contratados varios productos en la entidad, puede negociar mejores condiciones en el pago de los intereses o comisiones, aunque esto no siempre funciona. Menos en un momento en el que los bancos han puesto muy difíciles las condiciones para obtener financiación.


Alternativas de financiación

Los créditos nuevos concedidos a los hogares el pasado mes de junio se redujeron en un 16%, en comparación con el mismo mes de 2008, según confirman los últimos datos proporcionados por el Banco de España. Esta cifra indica que el ritmo de caída se modera cada mes, puesto que el descenso en mayo de 2009 fue del 24% con respecto al año anterior. A pesar de que las cifras aún están lejos de las registradas en los últimos años, los datos reflejan una ligera recuperación del crédito nuevo concedido a familias.
Si la economía doméstica no pasa por su mejor momento, es preferible acudir a una entidad financiera sólo cuando no haya otras opciones
El rechazo de las solicitudes de financiación por parte de los bancos y cajas tradicionales es muy elevado y se ha convertido en uno de los motivos que empuja a pedir un crédito rápido. En 24 horas, desde el momento en el que se aprueba la solicitud, el cliente recibe el dinero. Sin embargo, aunque es más fácil conseguirlo y los trámites para su obtención son escasos, devolverlo puede ser complicado debido a sus elevados intereses.
Si el consumidor no puede contratar un crédito con un banco o caja de ahorros porque sus solicitudes son denegadas, es preferible recurrir a otras opciones. Entre ellas, destacan los préstamos familiares y, cuando la cantidad necesaria no sea muy elevada, cabe la posibilidad de solicitar un anticipo en el trabajo, hacer los pagos con tarjeta de crédito o solicitar al banco que adelante el pago de la nómina. Así se evita pagar intereses.
Para salir de un apuro puntual, el trabajador puede pedir que se le abone el dinero correspondiente a los días del mes que lleva trabajados
Si se quiere comprar un producto, se puede recurrir al pago aplazado sin intereses que ofrecen algunos establecimientos o acogerse a la financiación del concesionario, si se adquiere un automóvil. Otras posibilidades son: obtener unos ingresos extras mediante pequeños trabajos, aunque hoy en día es una solución complicada, y empeñar o vender joyas u otros objetos de valor para conseguir liquidez de forma inmediata.
  • Préstamos familiares.
    Cuando una persona tiene varias deudas y carece de un futuro laboral sólido, es frecuente que pida ayuda a familiares o a amigos. No obstante, esta manera de obtener un dinero que sería imposible de otra forma, también es cada vez más complicada. El capital prestado sin demasiadas cautelas en otras ocasiones, se cede hoy con precaución. Cada vez son más los españoles en paro, con deudas o inseguridad por su futuro laboral. Por este motivo, es probable que ni la familia ni los amigos tengan capacidad suficiente para ayudar. Cuando puedan prestar dinero, sobre todo si la cantidad es elevada, es conveniente que la operación se realice por escrito e, incluso, se registre ante la Agencia Tributaria para evitar malentendidos.
  • Adelanto de la nómina.
    Algunas empresas no son partidarias de pagar por adelantado el salario a los trabajadores que lo soliciten, ni siquiera cuando la confianza es uno de los vínculos que une al empresario con el empleado. Sin embargo, el trabajador puede pedir que le abonen el dinero correspondiente a los días del mes que haya trabajado hasta entonces. Así podrá salir de un apuro puntual.
  • Crédito nómina.
    Cada vez más bancos y cajas de ahorro cuentan con esta opción. Quienes tienen domiciliada su pensión o su nómina en la entidad disfrutan de mayores ventajas al contratar este producto. La principal es que carece de intereses. En función del banco, es posible solicitar el adelanto de varias mensualidades. El problema está en que los plazos para devolver el dinero son reducidos y, si no se puede hacer frente a la deuda en el periodo establecido, los intereses que se deben pagar son elevados.
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La CNMV vuelve a advertir contra los pagarés de Nueva Rumasa


La CNMV vuelve a advertir contra los pagarés de Nueva Rumasa

El organismo aconseja a los inversores "informarse adecuadamente" de la operación

ELPAÍS.com - Madrid - 24/09/2009
 
 ha vuelto a advertir hoy contra la emisión de pagarés de Nueva Rumasa porque están "al margen de las normas de conducta exigibles a los intermediarios financieros para la protección del inversor y de las facultades de supervisión de la Comisión".

Además, a la vista de que en la publicidad de esta nueva emisión se hace referencia a expresiones tales como "rentabilidad garantizada" o "garantía real ante notario", la CNMV aconseja confirmar el "alcance real de tales expresiones y, en concreto, acerca de las condiciones, características y válida constitución desde el punto de vista jurídico de las mencionadas garantías".Tras recordar que la operación, por el importe mínimo de suscripción (50.000 euros) no constituye una oferta pública y, por tanto, está excluida del obligatorio folleto informativo y del control de la información publicada, el organismo regulador recomienda a los inversores "informarse adecuadamente acerca de la naturaleza y características del producto ofertado, así como de la situación jurídica y económico-financiera del emisor".

"Dado que en la publicidad se hace referencia a la existencia de un folleto informativo de emisión depositado ante notario es necesario precisar que dicho folleto no puede ser confundido con los exigidos en la normativa del mercado de valores y, por tanto se advierte que, cualquiera que sea el contenido del mismo, no ha sido objeto de aprobación o control por la CNMV", añade la institución presidida por Julio Segura.
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En 3 Periodicos.

EL PAIS


Bruselas empeora las previsiones de España frente a la mejora de Alemania y Francia
La economía española caerá un 3,7% este año y será la única que seguirá en recesión a finales de 2009.- El Gobierno respeta pero no comenta el informe e insiste en que confía en sus medidas para salir de la crisis
ELPAÍS.com 14/09/2009


Frente al contenido optimismo de la Comisión Europea sobre la evolución reciente de la coyuntura y sus perspectivas a corto y medio plazo, la economía española no levanta cabeza. Según las nuevas previsiones que Bruselas ha hecho públicas hoy, la economía española se contraerá en 2009 medio punto más de lo previsto con una caída del 3,7% y, lo que es peor, será la única entre los socios europeos que siga en recesión a final de 2009, con lo que será una de las últimas de la UE en superar la crisis, tal y como sostienen el resto de organismos internacionales.



A pesar de este nuevo jarro de agua fría para los más optimistas, el Gobierno español ha asegurado que confía en las medidas diseñadas frente a la crisis para salir de la recesión cuanto antes. Fuentes del Ejecutivo han mostrado su "respeto" hacia el informe hecho publico hoy por la Comisión, pero no han entrado a analizarlo. Por su parte, la secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín, ha relativizado las previsiones económicas de la CE y ha optado por destacar que la "hoja de ruta" del Gobierno español para salir de la crisis "coincide exactamente" con la planteada por Bruselas.
Por su parte, el secretario de Economía y Empleo del PP, Alvaro Nadal, ha asegurado hoy que las nuevas previsiones suponen la confirmación de que España "estaba mucho peor preparada que otros países" para hacer frente a la crisis.
Menos profunda pero más larga
La economía española atraviesa una recesión "menos profunda que la media europea pero más larga", ha explicado el comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Joaquín Almunia, que también ha advertido de que la factura de la crisis en términos de paro será mayor para España. Sin embargo, No obstante, ha hecho hincapié en que la contracción es inferior a la del 4% pronosticada para la media de los países del euro y los Veintisiete.
Las razones del retraso de España hay que buscarlas, según Bruselas, en la lentitud que está mostrando la economía española para absorber "el ajuste de los desequilibrios acumulados durante los últimos diez años", léase excesivo peso del ladrillo, alto endeudamiento de los hogares, déficit y una alta dependencia de la financiación exterior. Una situación que, tal y como añade el Ejecutivo Comunitario, se verá agravada a lo largo del presente ejercicio por la aceleración en la destrucción de empleo que ha tenido lugar durante la primera mitad del año y que se traducirá en un mayor recorte del consumo, el gasto privado y la inversión.
Mayor deterioro del empleo
Sobre el deterioro del mercado laboral, Almunia ha precisado que el efecto de la caída de la actividad en el empleo -que tiene un retardo de entre tres y cuatro trimestres- será más negativo en España. Aunque las previsiones presentadas hoy no incluyen estimaciones en este ámbito, el comisario ha dejado claro que España registrará un aumento del paro "mucho mayor" que la media europea, y también la destrucción de puestos de trabajo será más cuantiosa. "Lo peor de la crisis ha pasado ya, no es así en términos de empleo", ha declarado.
Los analistas comunitarios llaman la atención, en cualquier caso, en que la caída se irá moderando en los próximos meses en base a al abaratamiento del crédito, la mejora de la confianza de los consumidores y el aumento de la afiliación en julio y agosto. En el ámbito de la inversión, dejan claro que el ajuste en el sector de la vivienda continuará al ritmo actual, pero son algo más optimistas respecto a la inversión en equipo, cuya caída podría ralentizarse en el segundo semestre.
Deterioro de la demanda interna
Asimismo, la demanda interna restará al crecimiento del PIB más de 6,5 puntos porcentuales. En cuanto al sector exterior, la Comisión prevé que este año haga una aportación positiva al PIB de en torno a 2,9 puntos. Respecto a la inflación, espera que continúe en tasas negativas, para volver a terreno positivo en el último trimestre. A final de año, la inflación interanual en España rondará, según estos cálculos, el 0%, frente al 0,4% de media previsto para los países del euro.
Las nuevas cifras de Bruselas para España suponen una revisión a la baja de medio punto respecto a las anteriores estimaciones publicadas en mayo (-3,2%) y son ligeramente peores que las que maneja el Gobierno (que prevé una caída del PIB del 3,6% en 2009).
En contraste, el Ejecutivo comunitario revisó al alza las previsiones de crecimiento para Francia (que se contraerá un 2,1% en lugar del 3% estimado en mayo) y Alemania (5,1% en lugar del 5,4%), que salieron de la recesión durante el segundo trimestre del año. Además, mantiene la media de la eurozona y de la UE (-4% en ambos casos) tras rebajar sus proyecciones, además de para España, para Italia (-5%), Países Bajos (-4,5%) y Reino Unido (-4,3%).

España se mantiene al frente del desempleo en la eurozona y la OCDE

España fue el segundo país de la zona del euro que más empleo destruyó en el segundo trimestre de 2009, con un 1,3% menos de puestos de trabajo que en los tres meses anteriores, sólo superado por Eslovenia (1,4%). De media, el empleo descendió un 0,5% entre los socios del euro y un 0,6% en los Veintisiete en comparación con el trimestre anterior, según los datos publicados hoy por Eurostat.
Según estos datos, en la Unión Europea se perdieron 1.443.000 empleos entre abril y junio de este año, mientras que el número de personas con trabajo en los países del euro disminuyó en 702.000. De ellos, según las últimas cifras publicadas por Instituto Nacional de Estadística (INE) de España, el mercado español habría aportado más de un 11% con 126.700 nuevos parados, aunque los dos organismos emplean diferente metodología.
En este periodo había en la Unión 222,7 millones de personas con trabajo, de los que 145,6 millones corresponden al área de la moneda única. Los datos hecho públicos hoy muestran que el empleo continuó cayendo en la UE en el segundo trimestre, aunque de forma más atenuada que en los tres meses precedentes, cuando bajó un 0,7% en la zona del euro y un 0,8% en el conjunto de los Veintisiete.
De los diecisiete estados miembros para los que hay datos disponibles, los que registraron mayores descensos fueron Letonia (4,9%), Estonia y Lituania (1,8%), Eslovenia (1,4%) y España (1,3%).
En términos interanuales, el empleo retrocedió un 1,8% en la zona del euro y un 1,9% en el conjunto de la UE. Letonia (13,1%), Estonia (10,2%) y España (7,1%) lideraron las caídas del empleo en el segundo trimestre comparado con el mismo período del año anterior.

EL MUNDO

EL PIB CAERÁ MÁS DE LO PREVISTO
España será la única gran economía de la UE que seguirá
en recesión en 2009
El resto de las grandes economías de la UE dejarán atrás la contracción
El informe destaca la aceleración de la destrucción de empleo


Efe
Bruselas.- La economía española será la única de las grandes de la UE que continuará sumida en la recesión durante todo 2009, según las previsiones de la Comisión Europea.
El Ejecutivo de la UE ha rebajado sus anteriores previsiones para España, de mayo pasado, desde el -3,2% al -3,7%, mientras que mantiene la contracción prevista para el conjunto de la UE y la zona del euro, del 4% en ambos casos.
"En el caso de España, el perfil que tenemos con estas previsiones actualizadas es el de una recesión menos profunda que la media pero más prolongada que la media" de la UE, ha explicado el comisario de Asuntos Económicos, Joaquín Almunia.
Almunia lo ha achacado a los "desequilibrios estructurales" de la economía española, como la elevada deuda de los hogares, la crisis del sector de la construcción, el endeudamiento exterior o el alto nivel de paro.
Según la Comisión, esta fuerte contracción de la actividad refleja "una corrección estructural de los desequilibrios internos y externos acumulados los últimos 10 años, sumado al impacto de la crisis financiera".
El informe justifica la revisión a la baja de su previsión por la aceleración de la destrucción de empleo en la primera mitad del año, que haintensificado la caída del consumo, así como por el mayor deterioro de lo calculado hasta ahora de la inversión y el gasto privado.

La caída se irá moderando

Los analistas comunitarios hacen hincapié, en cualquier caso, en que la caída se irá moderando en los próximos meses.
Se basan, para ello, en el abaratamiento del crédito, la mejora de la confianza de los consumidores y el aumento de la afiliación en julio y agosto.
En el ámbito de la inversión, dejan claro que el ajuste en el sector de la vivienda continuará al ritmo actual, pero son algo más optimistas respecto a la inversión en equipo, cuya caída podría ralentizarse en el segundo semestre.
En todo caso, la demanda interna restará al crecimiento del PIB más de 6,5 puntos porcentuales, vaticinan.
En cuanto al sector exterior, la Comisión prevé que este año haga unaaportación positiva al PIB de en torno a 2,9 puntos.
Por último, respecto a la inflación, el ejecutivo de la UE espera que continúe en tasas negativas, para volver a terreno positivo en el último trimestre. A final de año, la inflación interanual en España rondará, según estos cálculos, el 0%, frente al 0,4% de media previsto para los países del euro. EFE


PUBLICO

Bruselas prevé que todos los países menos España salgan este año de la recesión

Prevé que el PIB español caiga un 3,7% en 2009.



EFE - Bruselas - 14/09/2009 11:10

La Comisión Europea cree que la economía española continuará sumida en la recesión todo 2009, un ejercicio en el que el PIB caerá el 3,7%.

El ejecutivo de la UE ha rebajado sus anteriores previsiones para España, de mayo pasado, desde el -3,2% al -3,7%, mientras que mantiene la contracción prevista para el conjunto de la UE y la zona del euro, del 4% en ambos casos.

Según los nuevos pronósticos, la española será la única de las grandes economías europeas que no saldrá este año de la recesión, ya que, tras caer en el primer y segundo trimestre, el PIB seguirá bajando también en el tercero y el cuarto.

No obstante, Bruselas prevé una moderación gradual de las caídas —después de los descensos del 1,6% y 1,1% en el primer y segundo trimestre, en el tercero y cuarto las bajadas serán del 0,4% y 0,2%, respectivamente—.

Según la Comisión, esta fuerte contracción de la actividad refleja "una corrección estructural de los desequilibrios internos y externos acumulados los últimos diez años, sumado al impacto de la crisis financiera".

Explica la revisión a la baja de su previsión por la aceleración de la destrucción de empleo en la primera mitad del año, que ha intensificado la caída del consumo, así como por el mayor deterioro de lo calculado hasta ahora de la inversión y el gasto privado.

Los analistas comunitarios hacen hincapié, en cualquier caso, en que la caída se irá moderando en los próximos meses.

Se basan, para ello, en el abaratamiento del crédito, la mejora de la confianza de los consumidores y el aumento de la afiliación en julio y agosto.

Ajuste en el sector inmobliiario
En el ámbito de la inversión, dejan claro que el ajuste en el sector de la vivienda continuará al ritmo actual, pero son algo más optimistas respecto a la inversión en equipo, cuya caída podría ralentizarse en el segundo semestre.

En todo caso, la demanda interna restará al crecimiento del PIB más de 6,5 puntos porcentuales, vaticinan.

En cuanto al sector exterior, la Comisión prevé que este año haga una aportación positiva al PIB de en torno a 2,9 puntos.

Por último, respecto a la inflación, el ejecutivo de la UE espera que continúe en tasas negativas, para volver a terreno positivo en el último trimestre.

A final de año, la inflación interanual en España rondará, según estos cálculos, el 0%, frente al 0,4% de media previsto para los países del euro.
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España cae al puesto 33 en el ránking mundial de competitividad

España cae al puesto 33 en el ránking mundial de competitividad


@EFE - 08/09/2009 09:33

España cayó cuatro puestos y ocupa el 33º lugar en la lista de países más competitivos del mundo, según el "Informe de Competitividad Global 2009-2010", elaborado por el Foro Económico Mundial (FEM) y presentado hoy. El estudio, de carácter anual y firmado por un grupo de prestigiosos economistas coordinados por el español Xavier Sala-i-Martín, analizó los datos y perspectivas de 133 economías del planeta.

Así, este panel de expertos consideró que Suiza es el país más competitivo del mundo, con 5,60 puntos sobre 7 posibles, adelantando en la lista a Estados Unidos (5,59) y Singapur (5,55). De una lista de 133, los 10 países que encabezan el Índice Global de Competitividad (IGC) son, por este orden, Suiza, EEUU, Singapur, Suecia, Finlandia, Dinamarca, Alemania, Japón, Canadá y Holanda, aunque los diez han registrado retrocesos en ese aspecto debido a la crisis, según el "Informe Global de Competitividad 2009-2010".

El informe tiene en cuenta magnitudes macroeconómicas como el tamaño del mercado, las políticas económicas, la legislación, las infraestructuras, el I+D y la situación del mercado laboral.

En un baremo de entre 0 y 7 en el IGC, la media de estos diez estados, los mismos del año pasado, ha sufrido una caída desde el 5,51 hasta el 5,45 del actual informe. El Foro Económico Mundial colocó a España en el puesto 33, con 4,59 puntos, por detrás del sultanato de Brunei (4,64) y por delante de Chipre (4,57).

España se situó en los puestos traseros de la zona euro, aunque todavía superó a Portugal (43º), Polonia (46º) e Italia (48º), a la vez que se vio sobrepasada por otras economías emergentes como la República Checa (31º), China (30º) y los Emiratos Árabes Unidos (23º).

Entre las variables más positivas, los expertos sitúan a España como el decimotercer mayor mercado para las compañías nacionales y también elogian las infraestructuras del país (en el puesto 22), la adecuación tecnológica (29º) y la esperanza de vida (7º). Sin embargo, las críticas se centran en apartados más políticos: según este organismo, la situación institucional es mejorable (49º puesto entre 133 países), así como la estabilidad macroeconómica, que se desploma del trigésimo al sexagésimo segundo lugar en sólo un año.

"Ha habido un debilitamiento apreciable de la estabilidad macroeconómica del país desde el año pasado, con el gobierno ahora entrando en déficit presupuestario y contribuyendo a la ya gran carga deficitaria existente", expone el documento. Pero el mayor problema que el Fondo Económico Mundial observa para la mejora de la competitividad española es el "altamente inflexible mercado laboral", que sitúa en el puesto 122 del mundo y al que acusan de "desanimar la creación de empleo, un asunto de particular preocupación dado el reciente incremento del desempleo hasta el 19 por ciento, el mayor de la zona euro".

El FEM remarca la situación del sector financiero español, cuya valoración ha caído 14 puestos y se clasifica como el 50º del mundo, un hecho "interesante, porque su sector financiero fue alabado por los líderes mundial en la cumbre del G-20 de 2008".

Por otro lado, el informe también incluye una encuesta entre inversores y agentes económicos acerca de los mayores inconvenientes de hacer negocios en España.

En este sentido, el acceso a la financiación (más del 25 por ciento de las respuestas), las restricciones de la legislación laboral (19 por ciento), la burocracia oficial ineficaz (14 por ciento) y la carga impositiva (8 por ciento) copan los primeros puestos.

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Más funcionarios a pesar de la crisis económica

Más funcionarios a pesar de la crisis económica

08.09.2009 - EL PAIS

LA DESTRUCCIÓN de empleo que golpea a la economía española desde el verano de 2008 no ha afectado para nada al sector público,
cuyo número de funcionarios sigue creciendo de forma imparable. Concretamente el contingente de asalariados de las Administraciones Públicas se incrementó en 109.300 personas en lo que va de junio del año pasado al mismo mes de este ejercicio. El dato cobra relevancia si se tiene en cuenta que en el mismo periodo el paro aumentó en más de un millón de personas. Todo un síntoma de una sociedad que prefiere la seguridad al riesgo y de una política económica clientelar y endogámica. 

Uno de cada cinco empleados ya es funcionario y en Andalucía y Extremadura, nada menos que uno de cada tres. Al margen de las coyunturas económicas, el número de funcionarios ha ido creciendo de forma imparable desde 1988, año en el que trabajaban en el sector público dos millones de personas, que han pasado a ser más de tres millones.
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La política económica: lo urgente y lo importante

La política económica: lo urgente y lo importante

ÓSCAR FANJUL 06/09/2009 E PAIS



En un corto espacio de tiempo el mundo ha descubierto dos cosas. Primero, que es más frágil y vulnerable de lo que creía. En segundo lugar, que también es más pobre de lo que pensaba. Las dos cosas explican el colapso experimentado por la demanda agregada ante el que las empresas han reaccionado contrayendo la producción, y dando prioridad, sobre cualquier otro objetivo, a la gestión del balance y de la liquidez, recortando, para ello, planes de inversión y de todo tipo de gasto.

      La noticia en otros webs

      Mientras no se recupere el consumo privado será difícil volver al crecimiento sostenido

      Poner en marcha políticas restrictivas antes de tiempo puede abortar el comienzo de una recuperación

      La situación exige primar el rigor sobre el populismo y tratar las causas, no sólo los síntomas, del problema

      A corto y medio plazo, el aumento de generación con renovables aumenta el coste energético

      Este comportamiento de la demanda ha provocado una caída generalizada en el precio de los activos y, como consecuencia de ello, una descapitalización de gran parte de la banca mundial, y una fuerte contracción del crédito. Como los problemas de contrapartida son mayores en el caso de las transacciones internacionales, la restricción crediticia ha propiciado una fuerte caída del comercio internacional, más intensa que la de cualquier período equivalente de los años 30, siendo un reflejo de ello, que los fletes marítimos cayeran más de un 90% en el año 2008.

      En definitiva, se ha producido una espiral contractiva de la demanda agregada -caída del precio de los activos, descapitalización bancaria, contracción del crédito, nueva caída de la demanda...-. Las actuaciones puestas en marcha globalmente han intentado cortar esta espiral, convirtiéndose el reflotamiento de la demanda agregada en el objetivo prioritario de la política económica. Todos los instrumentos de la política económica se han puesto al servicio de este objetivo, desde la política monetaria más agresiva que se recuerda, hasta el empleo de la política fiscal para recapitalizar el sistema bancario con objeto de restablecer el sistema de crédito. Por poner un ejemplo ilustrativo, hasta las ayudas al sector del automóvil han tenido una justificación macroeconómica, que no de política industrial.

      Ante políticas tan expansivas hay quienes comienzan a preguntarse si los Estados no han gastado ya demasiado, si los déficit públicos no son excesivos, si su financiación provocará inflación, o si las masivas intervenciones públicas de todo tipo no tendrán los efectos negativos y las consecuencias no esperadas de muchas actuaciones públicas y, en definitiva, si no es hora ya de recortar gastos, subir impuestos y de comenzar a practicar políticas de mayor austeridad. La experiencia muestra en estos casos que no es fácil para los responsables políticos y económicos resistir las presiones para cambiar la orientación de la política económica, particularmente cuando comienzan a aparecer indicadores de recuperación.

      Para contestar a las anteriores cuestiones es necesario distinguir entre aquello que es urgente y lo que puede ser importante. Al igual que para una empresa el gasto en investigación o una inversión de carácter estratégico pueden ser muy importantes, pero lo urgente es su supervivencia, y eso pasa por garantizar su tesorería, de igual manera, lo urgente hoy, desde el punto de vista macroeconómico es cortar la espiral de caída de la demanda agregada y propiciar su reflotamiento. Aunque pueda parecer paradójico, la corrección de los efectos del excesivo apalancamiento pasan a corto plazo por más deuda, esta vez pública, trasladando su amortización hacia el futuro, con objeto precisamente de evitar que las caídas del producto y del precio de los activos continúen aumentando los ratios de endeudamiento. Además, con el aumento tan significativo que se ha producido en el ahorro privado y con los masivos excesos de capacidad existentes es improbable que los déficit públicos reduzcan hoy la demanda privada (el efecto crowding out de la jerga económica, un argumento tradicional contra los déficit). Al contrario, cabe esperar que en las presentes circunstancias el gasto público tenga un efecto expansivo sobre el gasto privado de consumo y de inversión, acabe cebando la bomba que finalmente arranque el motor de la economía, y genere una espiral ascendente de gastos y de renta.

      Relanzar la demanda agregada continúa siendo la prioridad pues si bien es verdad que comienzan a aparecer algunos datos positivos, estos apuntan, por ahora, más a una ralentización del deterioro o una estabilización de la demanda que a una recuperación sostenida, y aunque ha comenzado la corrección de los grandes desequilibrios globales, falta todavía mucho por hacer. Ha habido recomposición de existencias, pero la demanda final sigue siendo débil y no es fácil todavía ver qué componentes de la demanda privada impulsarán la recuperación, pues la recomposición de las existencias es algo temporal y el despegue de la inversión vendrá limitado por los fuertes excesos de capacidad. El rebote reciente debe mucho a impulsos públicos con objetivos muy específicos, por ejemplo sobre la demanda de automóviles, y es difícil prever lo que sucederá con la demanda cuando estos desaparezcan. Además, en este contexto de fragilidad cualquier débil shock o perturbación económica, o geopolítica, puede provocar otra fuerte recaída. Es también verdad que es siempre difícil anticipar las recuperaciones, pero aunque posiblemente ha pasado ya lo peor, es pronto para pensar que lo hemos dejado atrás.

      En España, por ejemplo, los consumidores están todavía lo suficientemente preocupados por desendeudarse y por perder su puesto de trabajo, como para que no pueda esperarse una próxima recuperación significativa del consumo privado y, mientras esto no ocurra, es difícil la vuelta al crecimiento sostenido.

      Por todo ello, es prematura la adopción de medidas restrictivas, tal como una subida generalizada de impuestos -a no ser aquellos que tengan como objetivo desincentivar consumos específicos como alcohol, tabaco, combustibles fósiles, o incentivar el uso de energías limpias....-, pues ello sólo contribuiría a reducir las rentas y a deprimir aún más el ánimo de los agentes económicos y de la todavía anémica demanda.

      - Los déficit fiscales: la necesidad de una estrategia de salida. El objetivo de la actuación pública debe ser conseguir tener el grado de libertad y autonomía suficiente como para poder elegir en qué momento cambiar el signo de la política económica, lo que no debería ocurrir antes de que el aumento del producto tienda a superar su tasa de crecimiento a largo plazo. Hay suficientes ejemplos -Estados Unidos en el año 37, Japón en el 97...- de cómo políticas prematuras de consolidación fiscal pueden abortar el comienzo de una recuperación y retrotraernos al punto de partida. Manejar adecuadamente el cambio de política es tarea más que suficiente para los responsables de la economía. Pero también es claro que políticas tan expansivas como las actuales no pueden continuar indefinidamente, siendo el problema fundamental financiar transitoriamente déficit públicos que previsiblemente supondrán pronto más del 10% del PIB, niveles no sostenibles a largo plazo y difíciles y costosos de manejar. Es verdad que hemos entrado en la recesión con una situación de las cuentas públicas comparativamente buena, pero también es verdad que vivimos un período extraordinario en el que se aplican políticas nunca antes experimentadas, y no conocemos bien cuáles pueden ser los efectos de políticas monetarias tan poco convencionales y de crecimientos tan masivos de los déficit y de los niveles de endeudamiento público.

      Por ello, si bien hoy es el momento de políticas expansivas, la transmisión de confianza a la sociedad y a los mercados exige explicar, en primer lugar, cuál será la estrategia de salida que permitirá en su momento corregir los actuales déficit y, en segundo lugar, que el gasto público será empleado de forma eficiente, confiando en que las autoridades monetarias gestionarán adecuadamente el momento y la forma del cambio de signo de la política monetaria (conviene recordar que tras la gran recesión en Estados Unidos se tardó 30 años en volver a los niveles de tipos de interés de los años 20)

      Pero la única vía realista de reducción de los actuales niveles de déficit pasa necesariamente por recuperar las tasas de crecimiento. Sin esta recuperación no es posible la vuelta a los equilibrios financieros, ni del sector público ni tampoco del sector privado. Ni los recortes del gasto, ni las subidas de los impuestos permitirán la vuelta al equilibrio si no hay crecimiento. La reducción del grado del apalancamiento pasa por el crecimiento del producto nominal y del precio de los activos. Y si bien es verdad que nuestra recuperación depende de la recuperación mundial, esta la aprovecharemos con mayor o menor intensidad dependiendo de cuál sea nuestra competitividad productiva.

      Por ello, la financiación de los déficit exige también poder explicar a los mercados qué actuaciones tomaremos para mejorar nuestra competitividad y recuperar las tasas de crecimiento. De nuestra capacidad de convencer a los mercados de esta estrategia dependerá la capacidad de financiar nuestros desequilibrios. Este círculo se cierra pues si bien es verdad que sólo volviendo a crecer recuperaremos el equilibrio financiero, sólo con este último ese crecimiento podrá ser sostenible. La rapidez con que se han deteriorado nuestras cuentas públicas es una indicación de las mayores dificultades que para una economía como la española puede tener la gestión de los déficit durante el próximo periodo de ajuste. En definitiva, todo ello sólo reafirma la necesidad de tener un plan de consolidación fiscal que explique cómo transitaremos hacia una senda en que los niveles de déficit y de deuda sean sostenibles, que debe ser lo suficientemente flexible como para no impedir el principio de una recuperación, y que será más creíble cuanto más monitorizable sea su ejecución.

      Desde el punto de vista de esa estrategia de salida no son importantes sólo los niveles de los déficit sino también la naturaleza de los mismos. En efecto, no es lo mismo incurrir en gastos de naturaleza transitoria, que en compromisos que signifiquen aumentos permanentes de los mismos. Tampoco es igual financiar gasto público que ayude a aumentar la competitividad de la economía, que gasto improductivo. Siendo inevitable el aumento del gasto público es importante, por tanto, preguntarse por su estructura, por sus objetivos y por sus implicaciones en el sistema de incentivos de los agentes sociales ¿Es necesario impulsar aún más el gasto en infraestructuras o es más útil hoy gastar en educación o en políticas activas de empleo? Son estos ejemplos de preguntas que deberíamos contestar.

      Actuar sobre la estructura del gasto público puede no ser fácil, por las expectativas creadas, por las presiones y resistencias que generan los grupos organizados, pero la actual situación requiere nuevos planteamientos y prioridades, y exige, en definitiva, primar el rigor sobre el populismo, y tratar las causas y no sólo los síntomas de nuestros problemas.

      Hoy se habla mucho de la necesidad de grandes pactos sociales -¿no se plantean Pactos de Estado para demasiados temas?- pero esto quiere decir poco o nada si no se aclara sobre qué y para qué. Se ponen como ejemplo a los pactos de la Moncloa, pero estos tenían un objetivo y un instrumento muy claros, cortar la espiral de una inflación que superaba el 20% mediante un acuerdo de rentas. Pero, ¿cuál es hoy el objetivo y qué se propone para alcanzarlo, en definitiva, cuál es el contenido del Pacto?

      - ¿Hacia un nuevo modelo de crecimiento? Se habla también de la necesidad de cambiar nuestro "modelo económico" y, en efecto, la introducción de determinados cambios en nuestras pautas de crecimiento es lo importante, pero siempre que no ponga en peligro la recuperación de la demanda agregada. Una parte de este cambio en el modelo ya ha comenzado. La participación de la construcción en el PIB, el doble de lo normal y la razón por la que hemos destruido más empleo que los países de nuestro entorno, perderá peso en los próximos años como consecuencia de la caída de la construcción residencial y, si bien esto es sano, el riesgo a corto plazo lo puede constituir la excesiva rapidez con que se producirá este ajuste.

      Cuando se habla de cambiar nuestro modelo económico, el discurso suele referirse a la parte fácil y obvia de este proyecto, como es ir hacia una economía con mayor peso en actividades con nivel de productividad y de contenido tecnológico superior. Sobre esto es difícil que no exista acuerdo, ha sido siempre nuestro objetivo, y, por ello, la discusión relevante no es hacia dónde ir sino el cómo hacerlo.

      El desarrollo de sectores de mayor valor añadido requiere, sobre todo, facilitar la movilidad de los factores de producción, capital y trabajo, de unos sectores y empresas a otros, lo que no es ni fácil ni rápido. ¿Qué estamos dispuestos a hacer para facilitar ese proceso? Existen políticas horizontales que pueden facilitar este tipo de transición, y que en cualquier caso deberíamos acometer, pero estas pueden tardar tiempo en manifestar sus impactos, o éstos son más intangibles y no son de explotación política fácil como la inauguración de una obra pública. Tal vez el ejemplo más claro sea el de la mejora de la educación escolar, uno de los factores más importantes a la hora de explicar el crecimiento económico, por encima incluso de los gastos en I+D.

      Son muchas las políticas a desarrollar en este campo, pero muchas también las resistencias que desarrollarán los grupos afectados. Muchos de los que hoy abogan por políticas de liberalización y de reforma del mercado de trabajo, se opondrán a este tipo de políticas en sus propios sectores, y siempre con nobles justificaciones. Pero es difícil imaginar un cambio de modelo sin cambios institucionales significativos.

      A veces, se propugna el desarrollo de sectores específicos desde el sector público y así, por ejemplo, se menciona mucho recientemente el de energías renovables como candidato a apoyar para generar empleo, para superar la crisis y como ejemplo del nuevo modelo de crecimiento. El desarrollo de las energías renovables es necesario para reducir las emisiones de CO2 -el 25% de las cuales son producidas por el sector eléctrico- y creo que hoy ya es difícil negar la importancia que tiene descarbonizar nuestro aparato productivo. Las inversiones en este sector tendrán, como cualquier otra inversión, un impacto positivo en el nivel de actividad, y en el potencial de crecimiento si el desarrollo de este sector va asociado a exportaciones y a actividad internacional, es decir, si nosotros somos también los suministradores de las políticas energéticas de otros. No es lo mismo convertirnos en suministradores y agentes de las políticas energéticas de otros que simplemente aumentar el peso de las energías renovables en nuestro sistema.

      Por ello, conviene distinguir entre el impacto de promocionar actividades empresariales relacionadas con mejoras de la eficiencia energética, sin duda con un gran futuro por delante, de otras que sólo encarecen el coste energético para el usuario. Conviene no olvidar que a corto y medio plazo el aumento de generación con renovables supone un encarecimiento del coste energético -si no fuera así, su desarrollo no necesitaría el apoyo que recibe y ha recibido- y, por ello, esto no constituye por sí un elemento de recuperación de la competitividad o lo hace un motor especialmente generador de empleo. Algunas de estas nuevas tecnologías son muy intensivas en capital y tienen un coste varias veces superior a las convencionales. Que sea importante y necesario el desarrollo de este sector no significa que sea el más adecuado para la recuperación del crecimiento.

      Por otra parte, es importante no caer en la tentación de que sean las políticas públicas las que decidan qué sectores desarrollar, cuáles proteger, subsidiar, etc. Existen suficientes experiencias negativas en este sentido como para querer sustituir el papel del mercado y de los agentes individuales. Recordemos que el sector de la construcción residencial, origen de gran parte de nuestros actuales problemas, ha sido internacionalmente uno de los más protegidos e incentivados desde el sector público.

      Pero si hay algo claro es que, en el nuevo contexto internacional, el futuro modelo de crecimiento no podrá descansar tan intensamente como en el pasado en la expansión de la demanda interna, y en déficit exteriores tan elevados como para que nuestra cuenta corriente requiera una financiación exterior equivalente al 10% del PIB, uno de los ratios mayores del mundo. Estos déficit necesariamente se corregirán, pero ello podrá ser con mayor producción o, por el contrario, con menor demanda interna y más paro. El que la solución final sea de mayor y no de menor crecimiento depende de nuestro grado de competitividad internacional, es decir, de nuestra capacidad de exportar y del atractivo de la producción doméstica frente a las importaciones. Si hay algo claro de nuestro futuro modelo de crecimiento es que para que sea sostenible deberá estar basado más que en el pasado en exportaciones y en inversión productiva y menos en otros componentes de la demanda interna. Por encima de otras consideraciones es este el reto realmente importante de nuestro futuro modelo de crecimiento.

      Es difícil negar que hemos perdido competitividad relativa, consecuencia de la subida de los precios internos y del bajo crecimiento de la productividad, lo que se ha reflejado en la revaluación de nuestro de tipo de cambio real (y no sólo porque haya aumentado el peso de sectores con bajo nivel como el de la construcción, sino que es algo que se aprecia individualmente en diferentes sectores). Nuestro actual problema de competitividad es parecido al experimentado a primeros de los ochenta y que dio lugar a las llamadas políticas de reconversión. Hoy la competencia que sufre nuestra economía viene de un grupo más amplio de países, pues a los de siempre se han sumado un buen número de economías, China y la India entre otras, que en los ochenta no estaban incorporados a la competencia internacional y hoy compiten incluso con industrias con nivel tecnológico más avanzado que el nuestro. El proceso de reajuste llevado a cabo en los ochenta y noventa puede considerarse un éxito, la economía demostró sorprendente capacidad de reacción ante el desarme que supuso la incorporación a la Comunidad Económica Europea, y que permitió la configuración, y consolidación en los noventa, de las actuales multinacionales españolas.

      En el pasado, el acceso a la Comunidad Económica Europea, la creación del mercado único o la incorporación al euro constituyeron retos nacionales claros que, con convulsiones y dificultades, fueron entendidos como tales por la sociedad y explican los logros de la modernización de nuestra economía y el éxito de nuestra integración internacional. De aquellos procesos de ajustes y reformas deberíamos sacar lecciones. No deberíamos dejar pasar hoy la oportunidad que siempre ofrece una crisis.

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